Emprendemos nuestro viaje familiar anual. El destino elegido: Los Dolomitas, Italia. Después de hacer diferentes itinerarios, valorar varias opciones y calcular innumerables presupuestos, hemos decidido ir en furgoneta desde España e ir directamente a Dolomitas solo haciendo las paradas necesarias para descansar.
Los vuelos a Milan o a Venecia tienen unos precios muy buenos incluso en Agosto, pero lo que disparaba el precio de esta forma de viajar, era el alquiler de coche. Para 10 días un coche familiar con sillitas de niños ya es más que toda la gasolina, peajes y demás gastos de ir con tu vehículo propio. Igual cuando los mayores puedan ir en un simple alzador o sin nada, podremos volver a coger vuelos y alquilar coches normales que ahí sí que merecerá la pena.
Los Alpes orientales italianos, también conocidos como Los Dolomitas, ha sido un lugar que siempre habíamos valorado para viajar pero no ejecutado. Hacía mucho tiempo que no hacíamos un viaje de montaña un poco por miedo a cómo lo llevarían nuestro hijos. Pero tras leer muchos blogs y ver todo youtube, hemos elegido unas rutas muy asequibles pero visualmente impresionantes, seguro que lo pasan genial.
Esta vez no comenzamos nuestro viaje desde casa, si no desde un pequeño pueblo cerca de Ciudad Rodrigo en Salamanca, La Atalaya. Como no teníamos ya pocos kilómetros por delante pues nos alejamos un poquito más…
Salimos pronto para intentar llegar a comer a Sotopalacios. Nos teníamos que desviar un poco de la ruta más rápida, 15 minutos extra, pero hay un restaurante en el que se come bastante decente y tiene un superparque interior para niños con un laberinto de esos de parques de bolas con toboganes, unas camas elásticas… No hay mejor parada en un viaje largo que algo así. Lo frecuentamos siempre que viajamos hacia el norte. Mientras nosotros descansamos, los chicos se cansan un poco y con suerte se duermen una siesta en el siguiente tramo de coche (algo poco habitual en nuestra familia).
Todo según horario estipulado llegamos a Sotopalacios y mientras nos traen la comida, a jugar y a saltar. Unas morcillas y unos platos combinados después, vuelta a la zona infantil un último ratito. Ya con ganas de salir para no retrasar demasiado la llegada decidimos ponernos en marcha. Aquí sucede el primer pequeño contratiempo del viaje. Cojo en brazos a Álex de la zona de niños, los mayores se ponen las zapatillas y todos al coche rápido evitando la zona de las chucherías y galletas del restaurante. Tanta prisa tanta prisa y las zapatillas de Álex se quedaron en la zona de niños… Igual para la siguiente visita siguen ahí...
Continuamos con el viaje, todo en orden. Una peli, unas peleas, un poco de jugar, otras peleas, unos pises urgentes, más peleas y unas cuantas mini paradas después, llegamos a Pau, Francia, nuestro primer destino nocturno.
Hicimos el registro en el hotel y decidimos ir un rato a un parque que estaba relativamente cerca. En el periodo de salir y llegar al parque ya nos habían picado como cien mosquitos. El parque estaba al lado de un rio y los mosquitos estaban hambrientos de morcillosa sangre española.
Caminando hacia el parque
Un ratito de parque agobiados por las picaduras y vuelta al hotel para ir a cenar. Tuvimos que coger la furgo para llegar a la zona universitaria donde había unos cuantos restaurantes. Elegimos una hamburguesería. Había una zona cerrada para niños con una mesa con pantalla con juegos y unos taburetes, donde también Álex se entretuvo poniéndose de pie y gateando.
Jugando en el restaurante
Primer día completado todo bastante bien, solo destacar la perdida de las zapatillas victoria de Álex. La verdad, nunca me gustaron… El hotel era un B&B, la habitación era pequeñita pero suficiente para una noche. Teníamos preparada una maleta con ropa para los dias conducción hasta Italia para así no tener que desordenar todo del maletero por lo que tampoco necesitábamos mucho espacio.
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