lunes, 30 de octubre de 2017

Eslovenia día 2. Tren, Tolmin y Skocjan

Segundo día. Hoy tocaba madrugar un pelín para hacer algo muy especial pero gracias al cambio de hora, ha sido mucho más agradable. Después de desayunar y recoger todo nuestro despliegue, nos hemos dirigido a Bohinjska Bistrika.

Camino a Bohinjska Bistrika

El plan de hoy era ir a Tolmin, un pueblo al otro lado del parque nacional en el que estábamos y había dos opciones para hacerlo. Una sinuosa, estrecha y peligrosa carretera de montaña durante dos horas, o subir la furgo a un tren y atravesar las montañas mientras disfrutamos de las vistas. La elección era clara, y más viajando con un alérgico al coche. En la estación de tren había que estar con 15 minutos de antelación para comprar el billete, pero leyendo en internet vimos que solo caben 15 coches en el tren, así que decidimos ir con un poco más de tiempo por si acaso. Llegamos los terceros, pero al final cupimos todos, podíamos haber apurado un poco más, pero así pudimos hacer alguna fotito.

Las plataformas donde van los coches

Por este lado suben los coches

Llegó la hora, subimos la furgo al tren despacito porque no había mucho hueco para la maniobra, nos pusimos cómodos en la parte de atrás y a disfrutar del viaje.

Empieza el viaje.

Vista hacia delante

Vista hacia atrás

Pasando por un pueblito

Llegando la la estación

Llegamos al Tolmin para ver el cañón del río Tolminka. Un paseito de unos 3 km con muchas escaleras para arriba y para abajo viendo el cañón desde la altura del río, hasta desde más de 60 metros de altura al pasar por el puente del diablo. Un paseo muy bonito, un poco cansado, pero muy bien preparado para poder ir con bebes y embarazadas.

Entrada al cañón 

Ya vemos el río Tolminka

Cañón desde abajo 

Un color y una transparencia increíble

Puente colgante

Humano macho con su cría

Puente del diablo 

Cuando acabamos el paseo, comimos en el restaurante que hay justo en el parking, de nuevo comida eslovena. Yo no triunfe mucho con mi elección, pero estaba todo bueno. De todos modos los dos sitios donde hemos comido pecaban de sosos, pero no de sal, de sabor. Y los dulces lo mismo, con poca gracia.
Mientras comíamos, leyendo la guía, nos dimos cuenta que el siguiente punto a visitar, la última visita era a las 15:30 y llegábamos justitos. Así que rápidamente pagamos y tras una hora y media de viaje llegamos a la Cueva de Skocjan. Es el único lugar Patrimonio de la Humanidad de Eslovenia, y vaya que se lo merece. La visita es guiada. Primero un paseito hasta llegar a la entrada de la cueva y ya allí nos separaron en grupos por idioma del guia: esloveno, italiano o inglés.

Ruta de la cueva

Haciendo tiempo antes de entrar

Es el típico sito que tienes que ir a verlo para darte cuenta de verdad de la brutalidad que es. Las fotos no dicen nada, aunque bonitas, no te haces una idea del tamaño. Se accede por un túnel hasta la primera zona donde empiezas a ver estalactitas y estalagmitas por todas partes. En cuanto he entrado me he teletransportado a Méjico buceando en cenotes. Si lo llenaras de agua, esa primera zona sería igual igual.
Un poco más adelante se llega a la segunda sala, la más grande de todas, brutal, no se puede decir nada más. Una estalagmita como un edificio en el centro de la enorme cúpula y miles de estalactitas colgando por todas partes.

Entrando a la cueva

Entrada de la sala grande

Estalactita y estalagmita a punto de crear un puente de roca,
le quedan pocos milímetros para unirse pero aun tardara 20 años......

Estalagmita gigante

Muchas estalactitas y estalagmitas

En este punto nos encontabamos todavía en la parte alta de la cueva. Desde ahí se empieza a bajar escalones en busca del río. Poco a poco se va escuchando más cerca hasta que de repente, se le ve aparecer en la parte baja de la cueva de 160 metros de altura. Parecía irreal, algo hecho por ordenador de lo enorme que era. De verdad una de las cosas naturales que he visto con las que más he alucinado. Seguías bajando por el camino hasta cruzar un puente a 60 metros de altura.

Bajada hacia el cañón

El puente sobre el río

La luz tenue pero que ilumina todo creaba un ambiente especial. Los caminos están perfectamente preparados, todo muy seguro, controlado y mantenido. De verdad que no tenemos palabras para describirlo. Es un poco caro pero merece muchísimo la pena.

Más formaciones curiosas

Salida de la cueva ya anocheciendo

Con el cambio de hora nos pilla el anochecer al salir por lo que no podemos disfrutar de las vistas de la entrada natural de la cueva que es también impresionante. Ya solo nos quedaba ir al apartamento, cenar y a dormir, que mañana sigue el no parar por este país que nos va conquistando día a día, a ver si mañana nos sigue sorprendiendo.

domingo, 29 de octubre de 2017

Eslovenia día 1. Lagos Bled y Bohinj

Hacia mucho tiempo que no hacíamos un viaje que se mereciera subir un post en este mi blog.
A pesar de vivir en Alemania y haber hecho algún que otro viajecito corto por Europa, desde que nació Samuel, nuestras vacaciones las hemos invertido en ir a ver a nuestra familia y amigos a España, pero uno de nuestros objetivos a día de hoy es no dejar de viajar aunque ahora seamos tres. Será más difícil, mas caro y no podrá ser tan a menudo como nos gustaría, pero vamos a intentar seguir conociendo nuevos países y nuevos mares siempre que podamos y disfrutar aun más ahora con Samu; aunque será también a otro ritmo.

Para volver a hacernos a esto de viajar, hemos decidido ir a Eslovenia con Carlos, Laura y la futura Silvia. En Alemania es fiesta martes y miércoles, así que nos hemos hecho un puentecito majo y aquí que nos hemos venido.
Eslovenia es un país que está bastante cerca de Múnich, que no conocíamos de nada y que al investigar un poco en internet nos ha llamado mucho la atención.

El día empezó pronto, quedamos a las 6 en nuestra casa para evitar posibles atascos. Nos recogieron Carlos y Laura en su nueva furgoneta. Recordando mis años jóvenes cuando yo tenía la mía, no hemos escatimado con el equipaje y la hemos llenado hasta arriba. Hay que decir que ya no como antes con el material de buceo o de escalada, esta vez ha sido de pañales, potitos, y ropita de tamaño diminuto... cómo cambia la vida...

El viaje no se ha hecho pesado, hemos tenido que parar unas cuantas veces, pero Samu, a pesar de su odio a la maxicosi, se ha portado muy bien. Carlos, Laura y Manu, también se han portado muy bien jiji.
Después de cuatro horas, de comprar la viñeta de Austria (una pegatina que se pone en la luna delantera del coche para poder utilizar las autopistas) y de pagar un pastón por pasar dos largos túneles que no estaban incluidos, hemos llegado a Eslovenia.
Nada más pasar la frontera hemos parado en la primera gasolinera a comprar la viñeta de eslovena. Ya la habíamos intentado comprar en Austria pero solo tenían para un mes y con la de una semana nos valía. Y menos mal que no tenían, porque las furgonetas tienen que comprar una especial, por supuesto el doble de cara... Ya en la gasolinera hemos percibido un ambiente diferente al de Austria y Alemania, un poco más español, más del sur, menos estirado y amargo jeje.
Ponemos rumbo a nuestro primer destino, Bled. Un pueblo pequeño al pie de un lago y con un castillo en lo alto muy bonito, de lo más visitado en Eslovenia. La verdad es que está bien chulo. No tenemos mucho tiempo para dedicarle a cada sitio pero el ratito que hemos estado ha merecido la pena. Además hacía un día espectacular. Para terminar la visita del pueblo, hemos ido a comprar unos postres típicos del pueblito, los "kremna rezina". Unas milhojas mitad merengue y mitad crema pastelera y otras de solo merengue. La verdad es que prometían infinito, pero ha sido un poco decepción, sobre todo por la crema que tenía una textura rara y un sabor neutro. La de merengue, estaba mejor, como las españolas, con una buena capa gorda de merengue hiperdulce.

Lago Bled

Samu en Eslovenia

Los tres en Bled

Vuelta a la furgo y tras media hora llegamos a Bohinjska Bistrica, donde pasaremos la primera noche. Antes de ir a los apartamentos, paramos a comer en un restaurante de cocina tradicional. Todo rico, pero un poco sosillo. Por ahora una gastronomía más parecida a la alemana. Ya nos dio la hora de ir para el hotel. Teníamos reservados dos apartamentos y hemos alucinando con el sitio. Los apartamentos están como nuevos, muy cuidados, espaciosos, limpios y con todo lo necesario para cocinar y vivir, como en casa. Se llaman Bohinj Apartments y están dentro de la oficina de turismo, por si a alguien le puede interesar. Perfecto para venir con niños, con trona, cuna y hasta una mesa con libros y juegos en el descansillo de entrada a los apartamentos.
Después de revisar todos los rincones y de seguir alucinando con lo a gustito que íbamos a estar, vuelta a la furgo. Los apartamentos están a 100 metros del lago Bohinj, el lago más grande y bonito de Eslovenia, una pasada. Nos paramos en un mirador a ver el espejo que hacia el lago y a hacer unas fotitos, y rápidamente seguimos hasta nuestro próximo destino que se nos hacia de noche al final.

Totalmente mimetizados con los eslovenos

Panorámica del muelle con el lago espejo

Los tres en el lago Bohinj

Todos en el lago (foto de Carlis)

Jugando con las piedras

Llegamos al parking de la cascada Savica. Pagamos unos eurillos y empezamos a subir por un camino con escaleras. Más o menos 20 minutos y 500 peldaños después, llegamos al final del camino donde estaba la cascada. Muy chulo. Lástima que había una puerta de metal que impedía acercarse más y quedaba un poco fea. Como era tarde estábamos casi solos, pero en este sitio mucha gente tiene que ser el infierno,se tienen que formar unos buenos líos.
 
Subiendo escalones 

Samu dormido todo el camino

Casi al final 

Los seis en la cascada Savica

Por ahora el primer día, a pesar de tener muchas horas de viaje nos ha sorprendido. Una naturaleza muy bien conservada y muy sana y lugares impresionantes. La gente muy maja y hablan muy bien inglés y el clima por ahora perfecto, parece mentira que sea casi Noviembre.

Iglesia del pueblo con reflejo en el lago. 

Lago de noche