domingo, 9 de julio de 2023

Dinamarca día 2. Legoland

Hoy, según el plan de viaje original, no tocaba ir a Legoland, la idea era ir el lunes, pero la previsión meteorológica decía que iba a llover bastante, por lo que decidimos cambiar de día. Ya teníamos compradas las entradas, pero no nos pusieron problemas para cambiarlas por suerte.

Nuestra casita estaba a solo 15 minutos de Legoland. Con la calma, a eso de las 11 llegamos a la puerta de entrada, donde escaneamos los códigos de las entradas digitales y accedimos directamente.

Entrada de Legoland en Billund

Hay varios parques de atracciones lego por el mundo, el año pasado estuvimos en el de Alemania y la verdad es que por lo menos estos dos que hemos visitado son casi iguales. Tienen los dos un toque casposillo, y más o menos las mismas atracciones y temáticas, pero la verdad que para la edad de nuestros hijos mayores está fenomenal.

Comenzamos por supuesto como no podía ser de otra forma con Ninjago. Aquí hay una atracción que Samu necesitaba repetir, una de las que más le gustó cuando fuimos al de Alemania. Consiste en que te subes en un vehículo con unas gafas 3d y tienes que lanzar virtualmente unas fichas de lego para matar a los malos de Ninjago. Nos subimos Samu, Dani y yo la primera vez. Cuando íbamos por la mitad de la partida miro las puntuaciones y: Dani 0 puntos, Samu 0 puntos y yo 0 puntos… Mmm algo iba mal. Por mucho que intentaras lanzar las piezas de lego, nada pasaba, un desastre. Algún punto hicimos no sé ni como, pero bueno, a estos les da igual, ponles una pantalla gigante con Ninjago y el volumen muy alto y lo gozan.

Entrada al mundo Ninjago
 
 
Foto de la primera atracción de Ninjago
 
Solo en esta escultura hay miles de piezas

Luego, mientras Samu y Manu se montaban en otra atracción de Ninjago de unos rayos láser que Dani no se atrevió a hacer, y mientras Álex seguía siesteando, Dani escalaba un poco en una pared de rocódromo. Como aliciente, entre las presas de escalada, tenía unos botones que pulsabas y sonaban cosas de ninjas como gritos, ruidos de armas, golpes… Y allí donde haya un botón que pulsar, ahí estará nuestro Dani, no puede evitarlo… Un buen rato pasamos apretando botones, hasta que me cansé y nos fuimos a un parque de lego duplo.

Cuando ya por fin nos reunimos todos de nuevo, se montaron los tres en una mini noria. Samu decía que no quería que era de pequeños, pero al final accedió y la disfrutó. La edad del pavo va llegando poco a poco a nuestras vidas...

 
Siesteando y cuidando los planos

 
La mini noria

 
Desde el interior de la mini noria

Luego salió el sol y justo teníamos al lado una montaña rusa de agua y nos subimos Samu y yo. Un recorrido en un río sobre una canoa viendo animales a tamaño natural hechos con Lego y luego una bajadita suave al final, poco intensa. Luego se subieron Dani y Manuela. Nos sorprendió porque Dani es un poco cagueta, pero le gustó también.

 
Primera montaña rusa de agua de Dani

Ahora toca ir a hacerse una foto con Kai de ninjago!!

 
Foto con el maestro Wu
 
 
Foto con el ninja rojo Kai ¡REAL!

Ya llego la hora de comer, nos habíamos llevado unos sándwiches para no gastar mucho. No he comentado aún nada sobre los precios de Dinamarca, pero como una rápida reflexión: es mejor que su moneda sea la corona danesa que el euro, para poder pagar y no enterarte cuanto pagas. Madre mía, qué caro es todo, alucinante. La compra del primer día con cosas básicas de comida que cabía en dos bolsas de plástico fueron 100€.  

Mientras comíamos, su subieron a una mini lanzadera los dos, a un safari africano Dani y yo, y para terminar, Samu al gusano loco.

Araña de lego

Gusano loco, Samu en primera fila

Safari lego

Dani en mini lanzadera, el que está con las manos arriba

Luego vimos un espectáculo teatral mezclado con saltos de trampolín al agua, estaba bien. Y al terminar nos dimos cuenta de que no estaba mi mochila, ups. En las tazas giratorias la dejé apoyada al lado del carro y desde entonces no la habíamos visto. Fui al punto de información en la entrada, en la otra puuunta del parque, mientras estos seguían haciendo alguna atracción. Por suerte, aunque no la tenían allí, me dijeron que la tenían en una atracción de al lado de donde la perdí, vueeelta otra vez para allá. Yo hasta que no la vi no confiaba mucho en que fuera la mía, pero sí que era sí, menos mal. No tenía nada importante, pero solo con lo que vale la mochila y el forro que iba dentro… vaya gracia hubiera sido.

 Viendo el espectáculo de saltos al agua

Samuplátano
 
Daniconejo

Justo ese día estrenaban un espectáculo con caballos tipo lucha de caballeros, poco de lego. Pero ahí que fuimos. Bueno, como hay caballos, lanzas, arcos y demás, pues estuvo animado, y a la sombra que creo que fue lo mejor de todo. 

Viendo el espectáculo de caballeros
 
Dani echando una mano
 
Con unos amigos

Una cuantas atracciones más, una muy chula de realidad virtual. Visita a un mini acuario y a la tienda Lego a comprar algún caprichín para los niños antes de que cerrara el parque. 

 
Una atracción de chorros de agua

 
Yo, atascado en una lanzadera infantil

 
Dani jugando con más agua

 
Danitiburón atacando a Samu

 
En el fondo del mar

Nos ha hecho un tiempazo increíble, ha amanecido nublado, pero luego perfecto y de temperatura muy bien también. Sobre todo viendo de la que nos estábamos librando de haber estado en Madrid. Tan bueno ha hecho que los visitantes al parque del norte de Europa se han llevado un buen quemazón de piel a sus casas. Están locos, les da igual, todo el rato al sol sin inmutarse. Cómo se nota que en pocos meses ya no lo vuelven a disfrutar jiji.

Creo que será una de nuestras últimas visitas a Legoland, ya toca subir de nivel de parque y de atracciones, pero nos lo hemos pasado muy bien. Dani se ha subido a sus primeras montañas rusas y va perdiendo el miedo, aunque aún sigue dándose la vuelta en muchas colas antes de llegar al final. 

 
Despedida

Mola también que por todo el parque hay zonas temáticas con piezas de Lego de todo tipo para poder crear alguna cosilla o jugar un rato, pero bueno, comparado con lo que íbamos a ver el día siguiente en Lego House… esto era nivel principiante en construcción y creatividad.

 
Araña colgando de Samu en la zona del terror

Dinamarca día 1. Viaje de ida

Bueno, bueno, ¡ya estamos en el aire! Hemos salido hace 15 minutos y todo perfecto. El día ha empezado con muchos nervios y con muchas cosas por hacer.

Mientras Samu y Dani hacían el loco en pelotillas por la casa sin querer vestirse y Álex les miraba desde la hamaca con su cara gordinflona, nosotros hemos aprovechado para terminar de preparar todo. Ya se nos había olvidado cómo era viajar con un bebé y la cantidad de complementos que son necesarios. El carro, el capazo, la silla de coche, los pañales, la mochila de porteo, las mil mudas… Y aunque Ryanair se porta bastante bien con las cosas que pueden llevar los bebés, siempre te queda el miedito de que te hagan pagar una millonada por exceso de cosas o de peso. Pero nada, todo preparado, guardado y listo.

Primer paso, llegar al aeropuerto. Siendo 5 se hace más complicado que te lleve alguien, al final o nos llevan en nuestra furgoneta o es un imposible. Y el bus, esta vez, se nos hacía un mundo solo de pensarlo. Así que reservamos en el parking de Aena de larga distancia y la verdad es estupendo. Hemos llegado rápido, hemos aparcado y justo ha llegado el transfer. El autobús estaba a tope, pero se notaba que la gente iba feliz rumbo a sus vacaciones porque nos han hecho hueco a nosotros y a nuestras mil cosas y en menos de cinco minutos estábamos en la T1. 


Esperando el transfer al aeropuerto


Viajes en el autobús

En el mostrador de facturación nos ha tocado una señora muy maja que nos ha ayudado mucho con todo, aunque nos ha dado un buen susto cuando nos ha dicho que el DNI de uno de los niños estaba caducado, pero bueno, los acabábamos de renovar o sea, que era que lo había mirado mal ella. Para pasar el control de seguridad hay una fila dedicada para familias en la que hay menos gente y te dan tiempo y espacio para poder sacar todo, plegar el carro, pasar a los niños… Y además, no me han parado a hacer ningún control aleatorio, así que estupendo.

Nuestros chicos se están portando bien, Samu está muy nervioso y Dani a su bola, haciendo todo lo que no puede hacer, pero cuidadosamente y sin molestar demasiado, por lo menos. Y Álex, pues disfrutando de la vida; durmiendo, comiendo y riendo, como siempre. Justo ahora se ha hecho una caquita que se le ha salido por la espalda y se ha manchado entero…


La pequeña patata

Nervios predespegue

Los tres volando juntos por primera vez

Aterrizamos


Dos mudas de bebe cambiadas por salida de caca, y llegamos al destino. Ha sido un viaje buenísimo, increíble, se ha hecho cortísimo.
 
Nos tocaba ir a por el coche de alquiler. Hay que coger un bus, después de andar todo el aeropuerto de Copenhague, para llegar a la zona de alquiler. 
Habíamos alquilado un VW Touran o similar y nos han dado un Skoda de “7” plazas pero SUV. El que inventó los SUVs y destruyó el monovolumen deberían arder en el infierno. ¿Para qué quieres un coche del tamaño de una furgoneta si el espacio interior tiene el ancho de un coche normal? Y sí, 7 plazas, pero di adiós al maletero… En fin, un truño de coche, eso sí, con volante calefactado y todo muy pijito, hasta el techo se abría...
Alquilamos también dos sillas de coche de niños, ya que la maxicosi de Álex la llevábamos desde casa. En el coche no estaban. Le dijeron a Manuela que las teníamos que recoger en la plaza 26. Allí que me fui a ver con quién tenía que hablar, y al llegar no había nadie, solo un remolque de coche, como un contenedor con ruedas aparcado en esa plaza. Me aventuré a abrirlo, no tenía cerradura ni nada, y allí había unas 30 sillas de todos los tamaños. Solo tenías que coger las que habías pagado y listo, a lo Europa del norte, donde la gente respeta lo ajeno. Eso sí, la calidad de las sillas bastante baja, como en todo el mundo, con lo caro que es alquilarlas… les sale más a cuenta alquilar sillas de retención infantil que coches…
 
Por fin, salimos rumbo a Billund donde nos estaría esperando el paraíso del Lego.
 
Pero antes de llegar a nuestro destino nos teníamos que enfrentar a uno de los peores viajes en coche de nuestra vida, a la par del último viaje a Alicante, que fueron 8 horas entre atascos y paradas.
El camino según el GPS eran 2 horas y media y tardamos 5. Álex se despertaba o lloraba cada, literalmente, 10 minutos. Los otros dos… peleándose, tocando todo el coche limpito y nuevo, preguntando cuanto quedaba, pidiendo comer y beber, Dani hablando altísimo, llorando… Sumado a mi estrés de conducir en un país extraño donde no les gusta poner señales de a que velocidad hay que conducir, pues horrible.
 
Cruzamos las dos islas hasta el continente por unos puentes larguísimos sobre el mar, uno de ellos de 10km o así bastante chulo.

 

Cruzando el puente hacia la isla de Odense

Lo mejor que como hasta las 11 no es de noche, pues casi llegamos aún de día a nuestra casita por tres noches.

Por suerte la casa súperacogedora y muy nueva y moderna como a mí me gusta (es lo que tiene encargarme yo de elegirlas jiji) en medio del campo. Los dueños nos habían dejado un picoteo y unos bombones de bienvenida (Dani se comió tres antes de que nos diéramos cuenta de que existían, y Samu aún se queja y nos pregunta por qué él solo se comió uno… son polos opuestos, como será el tercero? Habíamos parado a hacer un poco de compra en una de las paradas para calmar a Álex y ya estábamos en nuestro destino, ya solo quedaba descansar, olvidar y empezar a disfrutar.  Aunque esta segunda parte ha sido un horror de viaje, he podido coger unos tips para el futuro. El primero y más importante intentar viajar sin niños jajaja .


23:41 aun anocheciendo

lunes, 26 de junio de 2023

Viaje Familia Numerosa. Dinamarca

¿Estamos locos? Sí, pero no por animarnos a hacer un viaje como familia numerosa, sino por haberla formado 😅.

Pero como ese paso ya está dado, ha llegado el momento de volver a movernos y viajar un poco. La verdad es que siendo 5, todo se complica un poco. Ya solo llegar al aeropuerto es un lío, pero hay más, encontrar hoteles con habitaciones para estar todos juntos, alquilar un coche donde te entren 3 sillas para los niños, meter toda la ropa en una maleta de 20kg... Y claro, todo esto tiene un incremento de precio importante, por ese motivo, hemos decidido ir a uno de los países más caros de Europa, toma ya que listos, jejeje.

Después de descartar muchas ideas locas de viajes como hacer un Interrail, cruzar con la furgo en ferry a Reino Unido, incluso un crucero por el norte de Europa, la decisión final ha sido un viaje corto de 5 noches a Dinamarca. Vamos a empezar poco a poco, no nos volvamos locos que Álex solo tiene 3 meses.

Nuestros objetivos en el viaje son: Legoland y Copenhague.

Desde que fuimos a Japón hace cinco años no había actualizado el blog. Sí que habíamos hecho algún viaje pospandémico siendo cuatro, Fuerteventura, Alemania en furgoneta... pero no me dio por escribir en el blog. Así que he decidido intentar hacer crónica diaria de esta primera experiencia como familia numerosa viajera, eso sí, si me lo permiten mis hijos. Confío que me dejen tiempo por la noche para escribir un poco, ya que estarán cansados, se irán a dormir prontito, dormirán toda la noche del tirón y se despertarán a una hora prudencial al día siguiente, vamos lo normal de nuestro día a día............................ Aun logrando salvar este gran problema paternofilial, no puedo garantizar que este proyecto de resucitar el blog vaya a salir adelante, hay muchos inconvenientes que están en mi contra. Para empezar, en Dinamarca, en estas fechas, anochece a las 23:00h y amanece a las 4:00h todo esto sumado a la no presencia de persianas... Bomba explosiva para que los horarios sean un caos. Otro posible impedimento para impedir contaros este viaje podría ser una repentina lesión en mis extremidades superiores provocada por tener que cargar con mis, por suerte ligeros hijos mayores, durante todos los días del viaje. La combinación de nuestros genes han fallado en este punto y nos han salido dos niños con patitas de palillo que se quejan muuuuuucho más que andan.

En fin, a ver que sale de esta. (Revisión de este post: la verdad es que empecé con ganas, pero pronto me rendí. Escribí un poco, pero no estaba con ánimo la verdad, pero la tercera noche decidí retomarlo. Muchas noches a lo largo de estos años he entrado a este mi blog a leer nuestros viajes pasados, a ver las fotos, a recordar anécdotas que ya había olvidado y a disfrutarlos de nuevo con emoción. La tarde del tercer día de viaje, Samu estaba escribiendo su “diario de viaje” y le he dicho que algún día le leería mi blog de viajes, que aún no conoce. Y la verdad, me ha dado pena no poder recordar este viaje, como no poder recordar los anteriores que no escribí, y que igual ellos o yo mismo algún día me gustaría revivir leyéndolos. Así que, como si de un padre sentimental de película hollywoodiense fuera, me he puesto a ello y poco a poco lo sacaré adelante por mis hijos, jajajaja)

Mañana comienza la aventura. Me da vértigo solo de pensar en el pesaje de maleta y facturación de carro y silla de coche en el mostrador de Ryanair, y es solo el primer paso...

viernes, 9 de noviembre de 2018

Japón día 15. Tokyo final

Último y lluvioso día. Hoy no teníamos muchos planes la verdad. Era el último día y además no paraba de lloviznar, pues tampoco apetecía hacer mucho la verdad. 
Por la mañana hemos estado dando una vuelta por nuestro barrio y hemos vuelto a pasar por el templo que vimos de noche el primer día. Para endulzar la mañana nos hemos comido un taiyaki, un dulce japonés. Es una especie de gofre con forma de pez relleno de una pasta de judía roja dulce. Estaba rico, raro el regustillo a judía pero rico. Y justo antes de comer hemos pasado por una tienda de ábacos para comprarle uno a Samuti, caprichin de su padre.

Taiyaki

Entrando al templo.

Templo y pagoda. Hoy había mucha gente

Lanzando moneda

Después de comer ramen, hemos ido dando un paseo hacia la torre Skytree. Como no hacía buen día hemos descartado subir, creo q no hacen descuento si al subir solo ves nubes... de camino cruzas el río hacia el barrio de Sumida. Al otro lado del río esta la fábrica de cerveza Asahi con su impresionante escultura en lo alto de su edificio, la llama de oro que simboliza el ardiente corazón de la cerveza. La traducción coloquial es el truño dorado, un nombre mucho más apropiado. 

Cruzando el rio

La torre entre nubes

El truño dorado

Llegamos a los pies de la torre, la verdad es que a pesar de ser la torre más alta del mundo no da mucha sensación de enormidad, al ser antena fina y no edificio tocho imagino yo que será por eso. Debajo de la torre, el enésimo centro comercial. Dentro un acuario, miles de tiendas, zonas de comer... Nos hemos dado una vuelta, nos hemos tomado un helado de té matcha y nos hemos ido. La verdad es que nos hemos cansado del megaconsumismo de Tokyo, es demasiado.

Torre desde abajo

Como no sabíamos que hacer, hemos decidido ir al museo de ciencias naturales a ver animales y dinosaurios, y además tenían una zona como educativa para padres e hijos que tenía buena pinta.
Otra vez al metro. Samu se está haciendo adicto a los trenes, todo el día llevaba diciendo que quería subirse al tren. 
El museo bastante bien, muchos animales disecados, muchos insectos (Samu se ha encontrado un escarabajo de plástico por ahí tirado), otra zona de evolución, de huesos y fósiles, lo normal en un museo de ciencias naturales. Lo peor, que la zona esa para padres e hijos estaba cerrada, tenía una pinta buenísima, pero tenía unos horarios ridículos y encima había que reservar. 

Pájaros piiiii

Cangrejos 

Huesos de animales prehistóricos  y escarabajo

Al hotel a cenar y a dormir. Mañana de nuevo a madrugar para coger el tren al aeropuerto. Después, diez horas y cuarto de vuelo hasta Helsinki, una mini escala y por último, cuatro más hasta Madrid. Cargaremos paciencia esta noche.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Japón día 14. Tokyo playita

Hoy es nuestro penúltimo día de viaje y el último con sol. Así que hemos decidido ir a la playa de Tokyo. En la bahía de Tokyo crearon esta isla artificial, que se llama Odaiba, para defenderse de ataques marítimos y ahora se han convertido en un centro de negocios, de ocio y de compras.

Lo primero que hacemos, como no, es coger el metro hasta la parada de Shimbashi donde hacemos transbordo al tren autónomo que nos llevará hasta Odaiba por las alturas de la ciudad con unas vistas estupendas.

Cruzando el puente en el tren

Por supuesto nada más llegar, a la playa!! Una zona de arena todo muy artificial, donde no te puedes bañar, pero que para estar un ratito jugando esta genial. Y además con el solecito se estaba súper bien.

Playa de Tokyo

Jugando con la arena
 
Relax

Enterrando pies

Acercándonos al agua

Al cansarnos de playita, hemos ido por un camino elevado que te llevaba paralelo a la playa y que pasaba cerca de una réplica de la estatua de la libertad en pequeñito.

Los tres

Con la estatua de la libertad 

Samu con gafas de sol

Para hacer tiempo antes de ir a comer decidimos subir al edificio de la tele japonesa que estaba al lado. En principio podías subir hasta un pasillo sin pagar, o subir hasta la esfera que se ve en la imagen pagando. Pues ya es todo de pago parece, así que hemos decidido no subir, tampoco iba a ser eso un espectáculo, esperemos jeje.

Edificio de la esfera

Nos metemos en uno de los mil centros comerciales de 6 plantas que hay en esta zona a comer. Una hamburguesa y un sandwich con unas patatitas muy ricas. Hemos dormido a Samuti la siesta y nosotros hemos hecho unas compritas. Hemos pasado por una librería y en la sección infantil había la sección que se ve en la foto, no se qué pondrá en japonés, pero me imagino que ese señor se llamará caraculo... de eso no hay duda... ya investigaré...

Caraculo

Ahora tocaba ir a un museo un tanto especial. Con Samu aún dormido, cogemos el tren unas paraditas hasta allí, compramos las entradas y nos sentamos en unos sofacitos un buen rato para recargar pilas, que paz... cuando Samu ya llevaba una buena siesta le despertamos para poder ir al museo. Pero antes un poquito de juego en una zona de niños donde estábamos descansando. Estábamos en un edificio de Toyota donde tenían expuestos los coche y había actividades. Un Toyota Welt como el de Bmw en Múnich.

Samu jugando

El Museo se llama MORI Building DIGITAL ART MUSEUM, o como lo conocemos después de haberlo visitado, el museo de la hiperestimulación. Un resumen muy rápido antes de entrar a las fotos, seria un museo con diferentes salas cada una con un tipo de arte digital combinando luces, sonido y video. La gran mayoría de las salas es mapeado con proyectores en las paredes de video y otras más complejas que veremos en las fotos.



Las primeras zonas y los pasillos que comunican entre salas estan todas mapeadas y se reproduce video en paredes techos y suelo. Va cambiando constantemente. La verdad es que para nosotros en determinadas ocasiones era hasta demasiada luz y sonido.





Una de las primeras salas, y una de las más impresionantes y mareantes era. Una sala llena  de tiras led de techo a suelo muy juntas que iban cambiando de color e intensidad y un caminito entre ellas por la que ibas andando y para más rayada, el suelo era de espejo. Brutal impresionante mareante la verdad.




Más mapeado en todas partes hata la siguiente sala. Esta es más difícil de explicar aún. Eran palos flexibles con un disco arriba simulando flores y se proyectaban videos sobre estos discos.




Ahora subimos al piso de arriba. Nada más entrar una cama elástica con proyecciones y luego una sala enorme de locura total. Al fondo unos globos gigantes, un tobogán, otras salas... ya ni me salen las palabras, os dejamos fotos y si queréis ya os lo explicaremos en persona por que es rarísimo todo. 






Una cosa muy chula es que coloreabas un dibujo q te daban, lo escaneaban y lo proyectaban por el suelo, Samu perseguía a su lagartija diciendo: mío mío jiji



Y ya nos hemos salido, no podíamos más. Era un poco demasiado. No queríamos pasarnos con Samu, que luego no hay quien le duerma. Un lugar muy muy novedoso y muy muy intenso. Igual por no estar acostumbrados a algo así.

Para terminar nos hemos tomado una bebida gratis de bienvenida que teníamos pendiente desde que llegamos.

Tomando algo