domingo, 9 de julio de 2023

Dinamarca día 1. Viaje de ida

Bueno, bueno, ¡ya estamos en el aire! Hemos salido hace 15 minutos y todo perfecto. El día ha empezado con muchos nervios y con muchas cosas por hacer.

Mientras Samu y Dani hacían el loco en pelotillas por la casa sin querer vestirse y Álex les miraba desde la hamaca con su cara gordinflona, nosotros hemos aprovechado para terminar de preparar todo. Ya se nos había olvidado cómo era viajar con un bebé y la cantidad de complementos que son necesarios. El carro, el capazo, la silla de coche, los pañales, la mochila de porteo, las mil mudas… Y aunque Ryanair se porta bastante bien con las cosas que pueden llevar los bebés, siempre te queda el miedito de que te hagan pagar una millonada por exceso de cosas o de peso. Pero nada, todo preparado, guardado y listo.

Primer paso, llegar al aeropuerto. Siendo 5 se hace más complicado que te lleve alguien, al final o nos llevan en nuestra furgoneta o es un imposible. Y el bus, esta vez, se nos hacía un mundo solo de pensarlo. Así que reservamos en el parking de Aena de larga distancia y la verdad es estupendo. Hemos llegado rápido, hemos aparcado y justo ha llegado el transfer. El autobús estaba a tope, pero se notaba que la gente iba feliz rumbo a sus vacaciones porque nos han hecho hueco a nosotros y a nuestras mil cosas y en menos de cinco minutos estábamos en la T1. 


Esperando el transfer al aeropuerto


Viajes en el autobús

En el mostrador de facturación nos ha tocado una señora muy maja que nos ha ayudado mucho con todo, aunque nos ha dado un buen susto cuando nos ha dicho que el DNI de uno de los niños estaba caducado, pero bueno, los acabábamos de renovar o sea, que era que lo había mirado mal ella. Para pasar el control de seguridad hay una fila dedicada para familias en la que hay menos gente y te dan tiempo y espacio para poder sacar todo, plegar el carro, pasar a los niños… Y además, no me han parado a hacer ningún control aleatorio, así que estupendo.

Nuestros chicos se están portando bien, Samu está muy nervioso y Dani a su bola, haciendo todo lo que no puede hacer, pero cuidadosamente y sin molestar demasiado, por lo menos. Y Álex, pues disfrutando de la vida; durmiendo, comiendo y riendo, como siempre. Justo ahora se ha hecho una caquita que se le ha salido por la espalda y se ha manchado entero…


La pequeña patata

Nervios predespegue

Los tres volando juntos por primera vez

Aterrizamos


Dos mudas de bebe cambiadas por salida de caca, y llegamos al destino. Ha sido un viaje buenísimo, increíble, se ha hecho cortísimo.
 
Nos tocaba ir a por el coche de alquiler. Hay que coger un bus, después de andar todo el aeropuerto de Copenhague, para llegar a la zona de alquiler. 
Habíamos alquilado un VW Touran o similar y nos han dado un Skoda de “7” plazas pero SUV. El que inventó los SUVs y destruyó el monovolumen deberían arder en el infierno. ¿Para qué quieres un coche del tamaño de una furgoneta si el espacio interior tiene el ancho de un coche normal? Y sí, 7 plazas, pero di adiós al maletero… En fin, un truño de coche, eso sí, con volante calefactado y todo muy pijito, hasta el techo se abría...
Alquilamos también dos sillas de coche de niños, ya que la maxicosi de Álex la llevábamos desde casa. En el coche no estaban. Le dijeron a Manuela que las teníamos que recoger en la plaza 26. Allí que me fui a ver con quién tenía que hablar, y al llegar no había nadie, solo un remolque de coche, como un contenedor con ruedas aparcado en esa plaza. Me aventuré a abrirlo, no tenía cerradura ni nada, y allí había unas 30 sillas de todos los tamaños. Solo tenías que coger las que habías pagado y listo, a lo Europa del norte, donde la gente respeta lo ajeno. Eso sí, la calidad de las sillas bastante baja, como en todo el mundo, con lo caro que es alquilarlas… les sale más a cuenta alquilar sillas de retención infantil que coches…
 
Por fin, salimos rumbo a Billund donde nos estaría esperando el paraíso del Lego.
 
Pero antes de llegar a nuestro destino nos teníamos que enfrentar a uno de los peores viajes en coche de nuestra vida, a la par del último viaje a Alicante, que fueron 8 horas entre atascos y paradas.
El camino según el GPS eran 2 horas y media y tardamos 5. Álex se despertaba o lloraba cada, literalmente, 10 minutos. Los otros dos… peleándose, tocando todo el coche limpito y nuevo, preguntando cuanto quedaba, pidiendo comer y beber, Dani hablando altísimo, llorando… Sumado a mi estrés de conducir en un país extraño donde no les gusta poner señales de a que velocidad hay que conducir, pues horrible.
 
Cruzamos las dos islas hasta el continente por unos puentes larguísimos sobre el mar, uno de ellos de 10km o así bastante chulo.

 

Cruzando el puente hacia la isla de Odense

Lo mejor que como hasta las 11 no es de noche, pues casi llegamos aún de día a nuestra casita por tres noches.

Por suerte la casa súperacogedora y muy nueva y moderna como a mí me gusta (es lo que tiene encargarme yo de elegirlas jiji) en medio del campo. Los dueños nos habían dejado un picoteo y unos bombones de bienvenida (Dani se comió tres antes de que nos diéramos cuenta de que existían, y Samu aún se queja y nos pregunta por qué él solo se comió uno… son polos opuestos, como será el tercero? Habíamos parado a hacer un poco de compra en una de las paradas para calmar a Álex y ya estábamos en nuestro destino, ya solo quedaba descansar, olvidar y empezar a disfrutar.  Aunque esta segunda parte ha sido un horror de viaje, he podido coger unos tips para el futuro. El primero y más importante intentar viajar sin niños jajaja .


23:41 aun anocheciendo

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