lunes, 28 de abril de 2014

Primer mes en Múnich

Cuarto fin de semana ya por aquí y la verdad, aunque estamos muy a gusto, se nos ha pasado bastante lento este primer mes, pero bueno ya está acabado y seguro que cada vez pasará más y más rápido.

El viernes tuvimos nuestro primer acto social con unos compañeros de Manuela del trabajo, fuimos a merendar, en teoría era a cenar, pero quedamos a las 18:30 y empezamos a cenar a las 19:00, a un asiático que hay aquí en Garching y la verdad es que todo muy rico, nada grasiento y barato. La verdad es que todos los restaurantes de este pueblo tiene buenas criticas en internet, seguiremos testeando para cuando vengan visitas.

El sábado había un acontecimiento en Múnich que sólo se celebra una vez al año, el Riesenflohmarkt. El primer sábado del Frühlingsfest (fiesta de la cerveza de primavera y hermana menor del Oktoberfest) se celebra un mega mercadillo de segunda mano, el más grande de Baviera, una barbaridad. En el Theresienwiese, recinto donde se celebra el Oktoberfest, un descampado alucinantemente inmenso, si lo ves con google earth es como la mitad de la zona antigua de Munich, se monta este mercadillo junto con una feria con atracciones y puestos de comida. La gente pone sus puestos y saca a la venta las cacas viejas que tiene por casa para vendérselas a otro, el cual acumulará junto las otras cacas de su casa, o las convertirá en obras de arte de la modernidad más moderna de estos tiempos modernos.
Por si alguien no lo sabía, soy bastante escrupuloso con las cosas viejas, con las cosas sucias, con las cosas usadas hasta el desgaste por otra persona desconocida o con las cosas visiblemente atestadas de microorganismos malignos para la salud aletargados esperando el ser comprados para generar una epidemia mundial; así que este tipo de eventos que agrupan todas las anteriormente listadas cualidades en el mismo producto, pues no me gustan demasiado, me dan grimilla. Eso si, tengo que admitir que no había visto un mercadillo tan brutal en mi vida.
Si eres coleccionista, o te gusta rebuscar durante horas en busca de cosas bonitas o de tesoros escondidos, este es tu lugar. Estoy seguro que en este mercadillo había un objeto perfecto para cada uno que lo hemos visitado, pero hay que encontrarlo, cosa nada sencilla. Yo no lo encontré pero noté que ahí estaba, no se si era un cuadro de algún pintor anónimo que intentaba copiar de forma desastrosa la famosa portada de la revista National Geographic que sale una niña afgana de ojos verdes, o tal vez era un tresillo usado para dormir por una jauría de perros furiosos y con las uñas y los colmillos afilados como bisturíes o quién sabe si era uno de los muchos trajes típicos bávaros que había a la venta que a saber quien fue su dueño, que visto lo visto, seguro que no bebía casi cerveza mientras lo tenia puesto…
El próximo año, si me acuerdo de estas palabras, prometo encontrar algo perfecto para mi.

Paseando por el mercadillo

Algunos puestos

La estatua de Bavaria en un lado del Theresienwiese

Panorámica desde la zona de la estatua

Cuando nos cansamos del mercadillo, mejor dicho, cuando me cansé del mercadillo, ya era hora de comer, así que fuimos a la zona de la feria para ver si picábamos algo por allí. Lo que montan es una feria en toda regla, con su noria, sus coches de choque, sus sillas voladoras, su montaña rusa, sus puestos de disparar con escopeta y de dardos y los puestos de comida rápida para todos los gustos. Nosotros elegimos un clásico local, el perrito caliente con una salchicha blanca de 50cm y unas patatas fritas, muy rico la verdad y eso que yo no soy de salchichas. Si es que este país esta hecho para mi, salchichas, cerveza, mercadillos de segunda mano… ;-)

Feria

 
Feria con la iglesia St Pauls de fondo

 
Tipica carpa tipo Oktoberfest

Después de dar un par de vueltas por la feria salimos del recinto y nos acercamos a ver la St Pauls Kirche, antes de ir hacia el centro. Pues resulta que en la puerta había un cartel que anunciaba que unos cuantos días durante el festival de primavera, se podía subir a la parte del campanario para ver las vistas. Cómo desaprovechar una de nuestras actividades favoritas cuando vamos de viaje a otros países, subir a edificios altos  disfrutas de las vistas, me encanta.
Pues 3€ cada uno de donativo obligado y para arriba. Lo malo es que las subidas a los campanarios de las iglesias siempre son bastante palizón. Una escalera de caracol de 250 escalones y un diámetro de giro de menos de un metro, sumado a que cuando te cruzas con otra persona que baja, tienes que ejecutar un baile-cruce muy apretado, hacen la subida muy tediosa y el coctel perfecto de cansancio, mareo y sensualidad.

Subiendo al campanario
Al llegar a la parte de arriba, la panorámica es increíble. Primero toda la zona del Olympia Park luego todo el centro a lo lejos y por último el descampado atestado de gente, brutal. Desde aquí si que se veía bien la magnitud del sitio. Qué suerte haber podido verlo desde arriba, ha estado muy chulo.

Las torres de la iglesia

El centro de Múnich

El Theresienwiese. La parte de arriba de la foto,
el parking, en la mitad el mercadillo y en la zona
de abajo la feria, se distingue bastante bien.

Para terminar el día un paseíto por el centro, alguna comprita y reventados al metro y de vuelta para casa a merendar un heladito.
Hemos vuelto a tener un día bastante bueno con solete pero ya el domingo empeoró otra vez y sólo pudimos ir a comer al restaurante griego de Garching con un amigo de Manu que también esta aquí trabajando. Está bien el sitio, se puede ir también.

lunes, 21 de abril de 2014

Ostern 2: Más Múnich

La segunda parte de nuestras vacaciones de Semana Santa la dedicamos a hacer un poco más de turismo por Múnich. Teníamos pendiente visitar un par de tiendas, una de manualidades y otra de juguetes.
Empezamos justo antes de comer por la tienda de juguetes, una tienda de tres pisos no muy grande pero con muchísimas cosas. Juguetes de madera, de construcción, malabares e infinidad de chorraditas perfectas para hacer un regalo. También tenían una sección de todo tipo de manualidades y el sótano eran todo libros de lectura. Lo que más nos gustó fue la sección de las cocinitas. Todos lo utensilios de cocina en miniatura pero no cutre, son iguales que los de verdad pero en pequeño, vamos que valen para cocinar. Yo se de una que en un añito estará jugando con muchas cositas de esta tienda :-)

Cositas de cocina en miniatura

Al salir fuimos directamente a comer, pero mientras buscábamos dónde, uno de los animales más asquerosos del universo que probablemente sobrevivirán a la extinción en penúltimo lugar justo antes de las cucarachas, la paloma, decidió dejarle un recadito a Manu en la cabeza. Sinceramente menos mal que fue a ella, lo siento Manu, pero si fuera sido a mi, lo más seguro es que el día en Múnich se hubiera acabado jeje.
Decidimos ir a comer a una pizzería-franquicia de aquí, L'osteria, y muy bien la verdad, una pizza enorme y riquísima y la pasta fresca muy rica también. Lo que es un timazo es el agua, es mucho más barato beber cerveza... en fin.

Para bajar la comida fuimos andando hacia el centro. La calle Ludwigstraße es una de las grandes avenidas de Múnich. Es muy cómodo andar por ella, hay algún puesto de frutas y verduras, mucha gente paseando y algún músico callejero. Llegamos a Odeonsplatz y fuimos callejeando, entrando en tiendas y haciendo algunas compritas.

Walking man en Leopoldstraße

Calle Ludwigstraße

Aquí, que aun no lo había comentado, el estilo de vestir es el mío, jajaja, por fin no me siento raro con ropa de montaña y con mis inseparables salomon. No se si será por la cercanía a los Alpes o simplemente que son muy deportistas y les gusta, pero la gente va con mucha marca de montaña y muy deportivos. En la zona centro, en como mucho un kilómetro, y sin contar con las tiendas de las propias marcas, hay tres tiendas de deportes, bueno realmente son edificios, la más pequeña tiene cuatro pisos. Tienen de todo, bici, escalada, montaña, esquí, ropa de correr... de todo. Los precios pues caros como todas estas marcas pijas que me gustan, pero seguro que algo de ropita cae algún día.

También hemos ido a la zona de Olympiapark, la zona donde se celebraron los juegos olímpicos del 72 aquí en Múnich. Como aquí todo es bastante grande esto no iba a ser menos. Las construcciones son muy curiosas y todo es bastante amplio con muchas zonas verdes y laguitos con patos. Hay una colina bastante alta desde donde está hecha la foto panorámica, que esta hecha con parte de los escombros que quedaron en Múnich después de la segunda guerra mundial. 
Nos ha faltado subir a la torre de televisión que tiene un mirador en lo alto. Esto lo dejamos para cuando venga alguna visita.

Estructuras raras

La torre y la piscina olímpica

Panorámica de Olympiapark

También fuimos a la zona del museo BMW. Está el edificio del museo, el edificio que es como cuatro cilindros y luego el BMW Welt, un edificio abierto al público donde están expuestos los modelos que venden en la actualidad y puedes subirte, tocarlos hacerte fotos y me imagino que comprarlos.

Interior del BMW Welt

Museo BMW

Exterior del MBW Welt, ahí salimos reflejados

Para terminar el día, una cenita casera pero típica de esta zona de Alemania y de esta época, espárragos blancos con mayonesas, cocidos por nosotros eh? Muy ricos.

Spargel caseros

sábado, 19 de abril de 2014

Ostern 1: Schloss Neuschwanstein und Linderhof

Manuela tenía vacaciones de Semana Santa el Viernes Santo y el Lunes de Pascua. No teníamos ninguna cosa fija para hacer, porque volver a Madrid no merecía la pena, el viaje en esta época es muy caro y además, nos acabamos de venir. Ya tendremos tiempo y muchas más ganas dentro de unas semanas.

A Manu le apetecía ir a visitar unos castillos que hay en la frontera de Alemania con Austria, y como no teníamos nada mejor que hacer pues allá que fuimos.
Nos levantamos prontito, bueno como siempre, en nuestras vidas casi ha desaparecido el despertador, todos los días entre las 7:30 y las 8:00 ya estamos preparándonos el desayuno. No hay cosa que me guste más que despertarme sin el ruido infernal del despertador de Manuela… ¿Por qué tienen que tener el volumen tan alto? Cuando vas a comprar un despertador deberían tenerlos para diferentes tipos de sueño, uno con la alarma flojita, para los que tenemos un sueño ligero, y luego el de Manuela, para la gente que no se despierta ni con despertador. En fin, pues sobre las 9:30 ya estábamos preparados para ir para allá. Nos esperaban hora y media de coche, primero autopista a toda velocidad y luego una carretera con curvas por paisajes alucinantes.

Dicen que este castillo de Neuschwanstein fue el que inspiró Walt Disney para diseñar el de Disney y también dicen que es uno de los monumentos más visitados y fotografiados de todo Alemania. Al llegar al sitio desde donde se accede a pocos kilómetros del pueblo de Schwaangau, ya se podía sentir que estas afirmaciones eran verdad verdadera. Tres parkings abarrotados de coches, gente por todas partes, una cola enorme para coger entradas para las visitas guiadas, y el castillo, igual que el de Disney.
Por suerte ya habíamos decidido que no íbamos a visitar el interior del castillo, así que empezamos a subir la cuesta empinada hasta el castillo, unos 30 minutillos. Según subíamos nos percatamos que la mayoría de turistas eran chinos-japones-asiáticos. Oleadas y oleadas todos con sus chandals, sus gafas de sol, sus cámaras y sus sonrisas de turista alegre, siempre están felices. También había muchos italianos y algún que otro grupito de españoles gritones.

Castillo desde abajo

Camino hacia el castillo

Llegando al castillo

Llegamos a la altura del castillo pero seguimos subiendo otros 15 minutitos hasta un mirador y un puente, el Marienbrücke, desde donde se ve el castillo mejor. Hacía bastante viento pero las vistas eran muy chulas. El puente esta a bastante altura con respecto al suelo y da un poquito de cosilla mirar para abajo pero había que hacerlo para ver el río que estaba muy chulo.

Marienbrücke

Típica foto del castillo

Ahora con nosotros

El río desde el puente

Ahora ente los huecos del puente, otro clásico de foto

A la que nos íbamos de allí una manada de turistas recién llegados en autobús se metieron en el puente y lo convirtieron en la calle Preciados el día de Navidad en un segundo, con ese panorama y dudando de la resistencia del puente de acero adornado con candaditos de amor, decidimos bajar a la zona del castillo y tomarnos un brezel para coger fuerzas.

Calle Preciados

Mirador hacia otro castillo y la zona de los parkings 

Otra vista del castillo 

Desde el patio interior 

Y la última ya del castillo 

El puente y los Alpes de fondo

Visto el castillo y fotografiado en exceso como habéis podido comprobar anteriormente, comenzamos la bajada por un camino alternativo que acortaba e iba por el bosque hasta la zona de los parkings. Después de decidir nuestro siguiente destino volvimos a coger el coche y poner rumbo al castillo de Linderhof. Para llegar hasta allí, había que ir a Austria para cambiar de valle y volver entonces a Alemania. La carretera por la que se iba era una carretera estrecha que rodeaba un lago enorme rodeado de montañas verticales y aun nevadas, increíble. Todo muy bonito, pero, la lluvia empezó hacer acto de presencia y estropeó un poco el momento. Llegamos al parking de Linderhof y antes de empezar a andar, nos comimos una salchicha y un escalope con patatas fritas, un clásico en la comida bávara… Empezamos el paseo por la zona y bueno el castillos pues un poco feo la verdad pero el entorno… 

Castillo de Linderhof

Alrededores del castillo

Mirad como llovía

Yo con paraguas, ooooooooh….

Como hacía malo nos volvimos ya para casa, aún nos quedaban otra horita y media de vuelta diluviando todo el camino. Lo mejor la recompensa de un heladito en nuestro pueblo a la que llegamos :-)

jueves, 10 de abril de 2014

Primer brezel, primer cocido

Ya estamos aquí bastante asentados, después de ya casi dos semanas, la rutina vuelve a nuestras vidas, algo que ya se empezaba a echar un poco de menos.

Estos fines de semana pasados los hemos dedicado a conocer un poco el centro de Múnich, los sitios más emblemáticos, sus mercados, sus tiendecitas de cosas curiosas...

La primera conclusión, que ya estaba clara desde un principio, es que Munich es una ciudad para tener bicicleta. Ha sido todo un acierto traerlas hasta aquí la verdad. Manu va al trabajo en bici y yo a la compra y a los recados, hay sitios para dejarlas candadas en cada puerta de cada local. También hay que decir que la primavera ha llegado fuerte a esta zona y estamos teniendo mucha suerte con el tiempo.

Al lado de casa tenemos el río Isar que nace en los Alpes Austriacos y desemboca en el Danubio pasando por Munich, casi 300 km. Todo el río esta rodeado por un bosque de árboles y tiene un camino a cada lado de la rivera que sigue su curso de principio a fin. Así que para llegar a Munich desde nuestra casa sólo hace falta montarse en la bici y pedalear por este camino unos 16 km, y en unos 50 minutos te pones en el centro.

 En uno de los puentes que atraviesa el río

Rio Isar camino a Múnich

Sobre el kilómetro 8 desde casa, empieza el Englischer Garten. Es un parque enorme y súper bonito y cuidado, dicen que es más grande que Central Park de Nueva York. Está todo lleno de árboles enormes, praderas gigantes de césped y Biergartens para tomar una cervecita de litro y un codillo asado para coger fuerzas... Es una pasada, la gente sale a correr, a tomar el sol, a pasear, a patinar... Es como un retiro pero a lo bestia.
Nosotros decidimos parar a comer en el Chinesischer Turm, un Biergarten ya casi al final del parque, con capacidad para 7000 personas, y nos costó encontrar sitio. Tiene una pagoda de madera de 25 metros desde donde cada cierto tiempo una banda ameniza el momento con una canción bávara.

En el Englisher Garten

Chinesischer Turm

Nuestras bicis

De aperitivo nos pedimos una cerveza de medio litro, una cocacola y el primer Brezel!! Me encantan los brezel, con sus trocitos de sal, su cortecita crujiente... mmmm... Además este era tamaño XXL y recién hecho, una delicia. Después ya compramos algo de comer mas contundente, medio pollo asado, unas patatas fritas una ensalada, todo bastante rico.

Primer brezel

Comiendo al solecito

Al terminar cogimos las bicis, unas más perjudicadas que otros, jiji, y nos fuimos a dar una vuelta por el centro. Todo muy chulo, y aunque había mucha gente, se estaba bien, te podías mover sin problemas con la bici y eso si, casi ningún coche.

Desde el mirador del Englisher Garten

Marienplatz, plaza central de Múnich

Odeonsplatz

Frauenkirche, catedral de Munich

Frauenplatz

Lo peor de todo es tener que volver a casa, aunque la vuelta es igual de agradable, ya llevas el cansancio de todo el día, lo bueno es que es bajada, casi nada, pero bajada. Al final haces 40 kilómetros en bici, una buena rutilla y la verdad es que aunque es cansado, es una gozada poder hacerlo.

Para terminar, contaros que ya he inaugurado la casa, como buen madrileño, con un primer cocido, con ingredientes mezcla alemanes y españoles. Un cocinillas como yo no hace suya una casa hasta que no prepara un buen cocido madrileño :-). No se si será la distancia a casa, pero quedó riquísimo. Yo creo que es el mismo caso que cuando te comes una mandarina en la montaña y siempre está buenísima... Así que, pronto llegarán las primeras croquetas, que ya si cambiarán el aroma a curry de los anteriores inquilinos (nepalíes) por nuestro aroma saladito del jamón serrano.