jueves, 29 de mayo de 2014

Más turismo por Múnich

Ya que hacemos dos meses aquí, en Munich, voy a hacer un resumencito de estas últimas semanas para celebrarlo.
Llevaba un tiempo sin escribir, porque aunque hemos hecho cosillas, ninguna ha sido tan buena como para que me diera ese empujoncito para vencer la pereza y escribir una nueva entrada. Pero dos meses no se cumplen todos los días, y aprovechando este día lluvioso y festivo por aquí, os voy a contar un poquito y enseñaros alguna foto.

Los primeros sitios que visitamos hace unos fines de semana fueron los castillos Schleissheim y Lustheim. Por casualidad, buscando cosillas con Google Maps, descubrí estos castillos que están en un pueblo muy cerquita del nuestro. Una mañana de domingo allí nos fuimos a dar un paseo por los jardines y poco más, porque no tiene mucho más. Puedes entrar a ver el interior, pagando claro, pero no nos apetecía mucho la verdad. Ahora, en la temporada de primavera-verano, hay ópera y hay algún día que es al aire libre.

Castillo de Schleissheim

Jardines del castillo

Manuela...

Pasillo de árboles

Flores en los jardines y castillo Lustheim al fondo

Cisnes y cisnitos y castillo Lustheim al fondo

Como se puede ver, hacía un día espectacular con un sol espléndido... algo muy común por este país... Es curioso porque para hacer cualquier cosa aquí en Munich, siempre tienes que salir equipado para el frío, la lluvia y el sol, bueno principalmente para la lluvia y el frío. La previsión meteorológica no valen de nada, siempre fallan, aun con una previsión de pocas horas fallan, no te puedes fiar nunca.

El sábado siguiente bajamos a Munich. Manuela tenía una de sus quedadas de manualidades taciturnas, así que bajamos a comer por el centro, darnos un paseíto y luego mientras ella estaba en esto, pues yo seguía con el paseíto.

Un día de esa semana me animé a hacer un trámite que tenía pendiente, sacar la pegatina verde o Umweltzonen para poder entrar en el centro de Múnich con el coche. Yo al principio veía que todos los coches de por aquí la tenían, así que investigue un poco por internet y vi que es una cosa común en Alemania y en algún que otro país europeo. Muchas ciudades prohiben la entrada de los coches más contaminantes a la zona centro y lo identifican con una pegatina de colores dependiendo de las emisiones. Hay tres colores, pero sólo con la verde puedes entrar en el centro de la ciudad, sin que te pongan una multa claro, por poder puedes entrar esta claro, y más si eres español jeje. Por suerte nuestro coche es gasolina y a partir de 1996 todos tenemos bajas emisiones por lo tanto, también la pegatina verde. El trámite fue muy bien, fui a una oficina de la TUV, la ITV de aquí, entré en la recepción y pregunté si hablaban ingles, y la respuesta fue clara, no. Pues casi mejor, hice un gesto con las manos en forma de círculo y dije green y la señora sonriendo sacó una pegatina de un cajón, la relleno con nuestra matrícula y listo. Ojalá fuera así de fácil todo en la vida...

Nuestro cochecito con su pegatina green

Todo esto, ¿a qué viene? pues que para celebrarlo bajamos ese sábado a Múnich en coche. Bajar en transporte público cuesta 15€ los dos y bajar en coche 6€ de parquímetro todo el día, no hay mucho más que decir, y si alguien me dice algo de que el coche contamina, que se acuerde de que tengo pegatina verde ;-).
La verdad es que tuvimos mucha suerte y aparcamos rápido y justo al lado de donde Manuela tenía que ir por la tarde. Pusimos nuestro ticket para todo el día y nos fuimos a dar una vuelta por un barrio que aun no conocíamos. Como siempre había mercadillo, pero este era diferente, era un mercadillo de segunda mano o tercera o cuarta, de barrio. La gente ponía puestos por sus jardines y por los portales con las cosas que quería vender y señalizaba el punto con unos globos a la entrada. Había muchos puntos por todos lados pero como siempre, pocas cosas interesantes y pocas cosas limpias.
Fuimos a comer a un mejicano, nos compramos unos burritos y unos nachos con guacamole y nos bajamos a comérnoslo al Englischer Garten. estaba bastante rico, pero demasiada cantidad, nos sobró casi la mitad la cual, como buenos alemanes, guardamos para la cena.

Uno de los puntos con mercadillo

Después de estar un ratito siesteando al sol llegó la hora de empezar para Manu y yo me di una vueltecita de dos horas por el centro para recorrer mis lugares favoritos (cualquiera que me lea alucinara con que yo haga esto con lo poco que me gusta, pues si, yo también alucino conmigo mismo, jejeje)
La verdad es que sin bici las distancias son bastante más largas de lo que recordaba, sólo de ir de donde estábamos al Viktualienmarkt que es el centro centro, tarde 50 minutos, me di un palizón fino, llegue reventado al coche jeje. Este sitio, que no recuerdo si os he hablado de él, pero es uno de mis preferidos, es un mercado al aire libre de verduras, carnes, pescados y miles de cosas que tiene un encanto especial. Hay muchos puestos, sitios para comer y por supuesto un biergarten. Los precios de los productos en general son un poco caros, pero encuentras de todo y de la mejor calidad. Aproveché ya que pasaba por aquí para comprar unas aceitunas en uno de los puestos de encurtidos.

Maibaum del Viktualienmarkt

Puesto de encurtidos

Mis aceitunas favoritas

Más puestos

Alcachofas como cabezas

Zona de pescados y mariscos

Pero este no era mi objetivo final. Seguí avanzando hasta llegar al mercado Schrannenhalle, un sitio muy moderno, para comprar y comer en productos delicatessen. Aún no me he dado una vuelta con tranquilidad para ver lo que ofrecen, pero tienen cosas muy chulas y huele muy bien, ya con alguna visita lo investigaremos un poco mejor.
Pues dentro de este mercado esta mi destino, en la planta de abajo, y no, no es el baño que fue mi siguiente destino (el cual recomiendo por su limpieza, modernidad y lo más importante gratuidad) si no la macrotienda Milka!!

Vaca Milka lila

Estanterías de chocolates

Más Milka por todos lados

Un paraíso para el amante del dulce y del chocolate de calidad mediocre tirando a buena y de las vacas de color lila, una visita que debería ser obligatoria todos los días que bajamos a Munich. Todo allí es morado, bueno excepto las cajeras, miles tabletas de chocolate por todos lados, galletas, toblerones... y hasta gorras y sudaderas!! ay el merchandaising que daño ha hecho a la moda... jiji
No pude resistirme y me compré un par de tabletas, una rellena de yogur, y otra que era como de chocolate espumoso que yo creo que ganaba en dulzor al chocolate blanco, algo que nunca pensé que podría pasar, ¡¡por sólo 55 céntimos la tableta!! Ahora entiendo que en este país no vendan chucherías, (los ositos y demás variantes de la marca Haribo las catalogo como gominolas de padre, por lo tanto no cuentan como chucherías) suplen esa carencia con chocolate!! me encanta y me alegra haberlo descubierto :-). Gracias Paloma por contarnos que este paraíso existía!!

Off-topic: Manuela me ha cortado el pelo y pese a su completa inexperiencia el resultado está bastante bien. Quizás me anime la próxima vez a ir a la peluquería del pueblo que me han comentado que hablan inglés :-)

martes, 6 de mayo de 2014

Lluvia, sol y nieve

El fin de semana empezó tristón, estuvo todo el día lloviendo y lo único que apetecía era quedarse en casita. Sólo salimos a dar un paseíto y a comprar el pan. Por la tarde estrenamos nuestros moldes de galletas (si no sabes que moldes, empieza a leer por el post anterior), haciendo una galletas de mantequilla, de las que vuelven loca a Manu, nos quedaron muy ricas y muy graciosas.

Cortando las galletas

Horneando las galletas

Galletas listas para comer

Para el domingo, después de un mes intentando convencer a Manuela para ir y visto que era el último día de la temporada en esta estación y ya no habría más opciones hasta el invierno que viene, fuimos a esquiar.
La estación esta situada en el glaciar de la montaña más alta de Alemania, el Zugspitze de 2962 metros de altitud. Por esta razón, es la única estación abierta en este país a estas alturas del año.
A una hora y cuarto en coche desde casa, se llega al aparcamiento de esta estación, situado a orillas del lago Eibsee. Un lago enorme con un agua cristalina y de tonalidades verde turquesas bastante caribeñas. Al llegar allí, el cielo estaba nublado y los ánimos no estaban a tope. Las webcams de la estación no tenían mejor pinta, todo nublado con nubes bajas atrapadas en el valle glaciar. Así que mientras nos lo pensábamos nos dimos una vueltecita por la zona y nos acercamos al lago. Justo cuando llegamos unos buceadores salían a superficie (interesante... tengo que investigar sobre esto...). El lago es una pasada, en verano se tiene que estar de vicio, además, hay barquitas y kayaks para alquilar, una opción muy interesante.

Panorámica del lago Eibsee

Cuando ya volvíamos hacia el coche un rayito de sol se abrió hueco entre las nubes, y lo mismo pasaba en la zona de la estación, así que decidimos ponernos las botas y los esquís y coger el teleférico hasta la cima. El lago esta a menos de 1000 metros de altitud, y el teleférico te deja a unos 2960 metros, casi en la cima del Zugspitze, por lo que hay que equiparse en el parking y subir cual barbie esquiadora junto al resto de turistas que van en zapatillas sólo a ver las vistas. La verdad es que si vas a esquiar, los 41 euros que cuesta tampoco es mucho comparado con otras estaciones, lo escandaloso es que es el mismo precio si sólo quieres subir a dar un paseíto, ver las vistas, tirarte unas bolas de nieve y comer algo en el biergarten más alto de Alemania, un poco robo, peeero si te toca un buen día, igual si que te compensa.

Esperando al teleférico

La subida es bastante rápida, unos 10 minutos, y las vistas, hasta que las nubes te tapan la visión son espectaculares. Cuando llegas arriba aun no estás en la estación, ahora tienes que coger otro teleférico que te baja hasta el glaciar donde están las pistas. Lo malo es que se pierde bastante tiempo en llegar, por lo menos una hora y media entre las esperas y subir y bajar, pero una vez abajo cuando estas en las pistas y está medio despejado... se te olvida todo...

Bajando a la zona de la estación de esquí

Pues ya empezamos a esquiar. La pista principal tenía la nieve bastante húmeda y para empezar se hizo un poco duro, y más a unos principiantes como nosotros. Poco a poco empezamos a coger el tacto y encontramos un par de pistas que la nieve estaba más durita y allí nos quedamos disfrutando de la nieve un ratito. El sitio es precioso, rodeado de montañas, todo nevado y un silencio relajante. Había bastante gente, sobre todo haciendo fueras de pista que tenían pinta de tener una nieve polvo bastante buena. Nosotros por ahora nos conformamos con nuestras bajaditas tranquilas y divertidas.

 Una panorámica

Unas bajaditas

Unas subiditas

Ken esquiador

Barbie esquiadora

Sobre las dos y media decidimos dejar de esquiar e ir a comer un poco antes de empezar el viaje de regreso. El último teleférico bajaba a las 16:30 y no queríamos quedarnos arriba a pasar la noche. Pero antes no podíamos irnos de aquí sin ver las vistas desde casi la cima del Zugspitze. Una pena que no estuviera despejado porque las vistas desde aquí son descomunales, se ven todos los Alpes austriacos, es una pena, pero también una buena excusa para volver. Eso si, el mar de nubes del que pudimos disfrutar fue también espectacular.

Cima del Zugspitze entre nubes. Se puede ver el final de la vía ferrata
que algún día haremos.

En el mirador del Zugspitze

Panorámica del mar de nubes

1 de Mayo, empieza un nuevo mes

Nosotros aquí no hemos tenido puente, pero el 1 de Mayo si que hubo fiesta, así que pudimos tener un día de descanso, aunque al final, nunca se descansa.
Bajamos a Múnich en bici para realizar una de las actividades favoritas de la primavera por estos lares, ir a un mercadillo. Cada semana o quince días hay un nuevo mercadillo con su feria correspondiente. La verdad es que por ahora no se ha repetido la temática, y el de este fin de semana ha sido mejor que el de la semana pasada, el de las cacas de segunda mano. Este era de artesanos y anticuarios.
El camino en bici sigue siendo igual de agradable, siguiendo el curso del río y disfrutando de los parques y el ambiente relajado que se respira. Ya empezamos a saber por donde vamos, conocemos el parque y muchas calles del centro, pero lo que no se nota para nada, es que estemos haciendo callo con esto de la bici, sigue costando lo mismo subir y bajar que el primer día, siempre llegamos a Múnich necesitados picar algo y nos solemos volver pronto para arrastrarnos al sofá muertos e irnos a la cama más pronto que nunca. Yo creo que es una combinación de la bici y el estar todo el día paseando por la ciudad que también cansa tela.

 Ovejas en el Englischer Garten

  Patos en el lago del Englischer Garten

Primero fuimos a ver a los famosos surfistas de Múnich. En una zona del Englischer Garten, en medio de un cauce artificial, se forma una ola permanente en la que los expertos surferos se turnan para coger la ola y presumir un poco frente a los turistas que les contemplan y hacen fotos.

 Surf en Múnich

Más surf en Múnich

Seguimos nuestro paseo en bici junto al río Isar hasta Mariahilfplatz, donde estaba el mercadillo. Aparcamos nuestras bicis y nos introdujimos entre la multitud. La primera parte era de artesanos, desde comida, telas, sombreros hasta jabones, juguetes y cosas raras. Luego la zona de los anticuarios era más pequeña, había menos puestos pero estaban abarrotados de cosas. Lo que más nos gusto fueron los puestos de menaje de cocina y los de cerámica. En los puestos de cosas de cocina tenían todos los artículos del mundo de la cocina, tablas de cocina, utensilios varios, accesorios de silicona, y lo que más nos gustó, miles de moldes de galletas de todas las formas y tamaños, no nos pudimos resistir y nos compramos un par de ellos. Y luego en la zona de cerámica, había un puesto con unas cosas muy bonitas que nos gustaron mucho y en la que también compramos una cajita muy chula.

Zona de artesanos

Feria con atracciones y puestos de salchichugen

Zona de cerámica

 Aquí nos compramos nuestra cajita

Moldes de galletas

Mariahilf-Kirche

Cansados de salchichas, nos acercamos a comer a una mini hamburguesería bastante famosa aquí en Munich, Burguer House. El sitio es como un bar, con 6 mesas altas y poco más. La cocina está a la vista y los cocineros eran españoles, y hablaban de que tenían que ir al gimnasio jeje.
Últimamente estoy bajando mucho el consumo de cocacola, aquí no está tan buena, tiene mucho gas y tampoco me apetece normalmente, pero justo este día si. Me pido una y me traen una Fritz-Kola (no me podía apetecer en otro momento, no, me apetece en el sitio donde no tienen cocacola...). Bueno pues investigando un poco en internet a ver que era esto, vemos que es una kola hecha en Alemania que tiene más cafeína de lo normal, como 2,6 veces la que una cocacola, justo en el límite legal que pone la sanidad Alemana. En fin... menos mal que tengo mucha experiencia con esto de la cafeína y no me afecta lo más mínimo, pero que menos que decírtelo, esto se lo toma un niño y no hay quien le aguante durante un mes y medio. Las hamburguesas la verdad es que estaban muy buenas, la carne muy rica y el pan especial.

Fritz-Kola

Ya era hora de volver a casa, tocaba dar pedales y luego a descansar, que al día siguiente había que trabajar.