lunes, 2 de diciembre de 2024

Dolomitas día 7. Val di Funes

El día empezó bastante estresante por el tema del aceite de la furgo. La noche anterior Manu había localizado un taller que abría en sábado más o menos cerca de donde estábamos alojados, como a 30 minutos. Madrugué mucho para poder estar justo a la hora que abrían para que nos pudieran rellenar el depósito. Allí que me planté el primero a esperar que abrieran. Había unas personas limpiando el taller pero el mecánico estaba haciendo algo en otro lugar y tenía que esperar a que volviera. Al rato llegó un mecánico joven con buena comunicación en inglés, que me solucionó el problema en un periquete, supermajo y supereficiente, eso si, 20€ y solo en efectivo. Un dato interesante que me dijo es que para rellenar de aceite desde la linea de aceite mínimo y hasta la del máximo equivale a casi un litro de aceite, interesante. Para futuros viajes llevaremos una botellita siempre a mano. En el camino de vuelta me vi obligado a hacer una parada en una panadería para comprar unos cruasanes y unos pretzel para celebrar la reparación. 
Problema solucionado a tiempo para empezar con nuestro día por las montañas del Val di Funes.

Furgo madrugando para ir al taller

Hoy iba a ser otro día especial, no solo por disfrutar de nuevo con la compañía de Cris y Pilar, sino no que además, habíamos organizado otro encuentro! Carlis, Laura, Silvia, Leo y los padres de Laura, ¡se habían acercado a pasar unos días desde Múnich para que pudiéramos vernos! ¡Qué bien verles de nuevo!
En los primeros días de preparación de este viaje la idea era pasar por Múnich para hacerles una visita, pero siendo realistas, para disfrutar Dolomitas un poco más en profundidad necesitas bastantes días por lo que tuvimos que modificar el plan y no pasar por Alemania.

Quedamos en el aparcamiento donde comenzaba la ruta en Malga Zannes. Nosotros fuimos todos juntos en la furgo para no tener que mover los dos coches. Tras 15 minutos de carretera lenta con curvas llegamos a las zona de aparcamientos y vimos que ya había una cola de coches importante y empezó la tensión por si nos quedábamos sin sitio. Si te quedas sin plaza para dejar el coche, tienes que volver al pueblo de abajo, aparcar ahí y subir en bus, un lio. Cuando llegamos a la barrera por suerte pudimos pagar lo que significaba que nos asegurábamos un hueco para aparcar. Lo que me sorprendió es que el señor de la barrera me habló directamente en alemán y no en italiano, pero es que en esta zona de Italia pegada a Austria, conocida como Tirol del Sur, tienen el alemán como lengua oficial.

Dejamos la furgo en el aparcamiento más alejado de la entrada, aun quedaban sitios, pero se estaba llenando rápidamente.  No sabíamos si Carlis and family ya estaba allí o no, no había cobertura de móvil y yo me había dejado el móvil en el apartamento. Por suerte apareció su furgo Multiván bicolor y aparcaron a nuestro lado casi en el último sitio libre.

Después de unos cuantos besos y abrazos y de prepararnos todos, comenzamos la ruta que empezaba fuerte. El inicio era un subir y subir, así por lo menos la primera hora, eso sí, por una pista bastante ancha y cómoda. Hoy Dani ha ido andando mucho rato, le hemos animado/obligado y bueno, entreteniéndole un poco con la ayuda de Pilar ha logrado hacer toda la ida andando, lo ha hecho muy bien. La primera parada la realizamos al lado del refugio Glatschalm ubicado en una gran pradera verde, donde paramos en una sombra a hidratarnos y tomar un pequeño almuerzo mientras los niños escalaban una roca.


Comenzamos la ruta 
 
Rodeados de árboles
 
Y de vacas
 

Llegamos al refugio Glatschalm
 
Y escalamos rocas

El siguiente tramo ya hasta el refugio Malga Casnago y punto más alto de la ruta, se hizo un poco largo, pero el paisaje y el entorno superbonito. El macizo de Odle es impresionante. La ruta se va acercando poco a poco a la falda de las montañas hasta que las tienes justo encima. Los últimos minutos hasta el refugio se nos hicieron bastante pesados, a paso de niño se tarda mucho más de lo normal y parece que no llegas nunca. El refugio está en lo alto de un collado con todas las montañas de fondo. También hay una zona con tumbonas para relajarte contemplando unas vistas espectaculares de todo el macizo y un parque infantil muy chulo que nos vino muy bien para que los niños recuperaran fuerzas y alegría para la bajada. 


Avanzando hacia el destino


Cruzando puente de madera


Refugio Malga Casnago


Parque infantil alpino


El impresionante Macizo de Odle desde las tumbonas


Todos juntos

Por suerte pudimos comer en el refugio, éramos muchos y parecía difícil, pero nos pusieron una mesa redonda grande y pudimos disfrutar de unos ricos platos tradicionales del Tirol del Sur en un lugar perdido de los Dolomitas.
Después de comer un último ratito al parque y a bajar al aparcamiento de nuevo. En este caso la ruta era circular, el camino de vuelta era por pistas cómodas para andar rodeados de un gran bosque. Era una larga bajada y con bastante pendiente Dani no paraba de derrapar, caerse, y negarse a seguir. No nos quedó más remedio que a ratitos ir porteándole. Se hizo bien, cómo vas hablando con unos y con otros pues tan ricamente. Esto en solitario sin tan buena compañía, habría generado más de una discusión en nuestra familia.

Descendiendo al valle

Porteando al mediano

Una vez abajo nos acercamos a una cafetería que había en el aparcamiento y allí terminamos la tarde con unos helados mientras los niños jugaban en una zona infantil. Un fin perfecto para un día cansado pero muy guay. Con tristeza por la despedida de los muniqueses, pero con ganas de volver a verles pronto.


Mientras tomábamos un refrigerio

En nuestro regreso al apartamento paramos de camino en la iglesia de San Juan, uno de los puntos más fotografiados de los Dolomitas. Es tan visitado que incluso te cobran unos eurillos para poder acercarte a hacerle una foto con mejor perspectiva.

Iglesia de San Juan
 
 
Foto point

Mañana nos despedimos ya de Cris y Pilar, nuestros caminos dolomíticos se separaban, pero antes hubo tiempo de compartir unas pizzas de cena y un regalito chocolateado de postre incluido. Ahora que lo estoy escribiendo, tengo dudas si les llegamos a pagar nuestra parte de la cena...

Dolomitas día 6. Passo Pordoi, Refugio Viel Dal Pan

Nos despertamos prontito como siempre... teníamos que recoger todo el apartamento porque cambiábamos de alojamiento y queríamos llegar pronto al aparcamiento de Passo Pordoi para aparcar sin problemas y no empezar la ruta demasiado tarde.

Passo Pordoi es un puerto de montaña, un clásico en el Giro de Italia de ciclismo que está a 2200m de altitud. Para llegar desde Canazei (1450m) hay que ir por una preciosa carretera de montaña con decenas de curvas. Habíamos comprado Viodramina por si este tipo de carreteras nos mareaban, pero nada, como se va despacito y vas mirando el paisaje no te mareas, al revés lo disfrutas infinito. Algo increíble en los Dolomitas es que cuando llegas a un puerto de montaña como este, las vistas son impresionantes. Moles de roca de mineral dolomía que ascienden casi verticales, es una barbaridad. Salvo en Patagonia no habíamos vuelto a sentir esta sensación de sentirte pequeño, es alucinante.

Llegamos bien de hora, aparcamos en el aparcamiento de pago, hicimos unos bocadillos rápidos y nos pusimos en marcha. La ruta era sencilla, empezaba con una cuesta de unos 250m de desnivel y una vez que llegabas al refugio de Fredarola el camino se convertía en un llaneo por una pista ancha con algunas cuestas pero bastante fácil de hacer. Álex iba en la mochila de porteo con Manuela, Dani en la mochila grande a mi espalda y Samu como un buen futuro scout montañero, andando todo el camino.


Ahí abajo está el Passo Pordoi
 
Así sí que se va bien
 

Samu mirando el macizo Sella y el Piz Boè, tapado por la nube
 
 
Refugio Fredarola 
 
Parte del camino con la Marmolada de fondo
 
Las vistas hacia el valle y del macizo de la Marmolada (3345m), la montaña más alta de los Dolomitas y último glaciar permanente de la cordillera, impresionantes. Las fotos no muestran la grandeza y la belleza del lugar, viajes como este me hacen plantearme comprarme una cámara y volver a hacer fotos de verdad.
 
Toda el valle con la Marmolada a la izquierda
 
Marmolada a la derecha y lago Fedaia al fondo

Como cambiamos de día la excursión, coincidimos en la ruta, un día antes de lo programado, con Cris y Pilar, mi ranger y mi lobata favoritas, que por pura casualidad, han venido a Dolomitas las mismas fechas que nosotros. Desde Madrid organizamos nuestros viajes para poder pasar un par de días juntos. El encuentro en principio iba a ser esa noche, pero tras mandarnos un mensajito comprobamos que estábamos en el mismo lugar en el mismo momento. Así que cuando por fin llegamos al refugio de Viel Dal Pan, el punto final de nuestra ruta y mirador del macizo de la Marmolada, ya estaban esperándonos.

La verdad es que como progenitores de tres niños que llevan más de 2000 kilómetros conducidos compartiendo conversaciones solo entre nosotros, encontrarnos con alguien conocido en un lugar tan increíble como este es simplemente genial. Y si encima quieren tanto a tus hijos como ellas quieren a los nuestros pues no se puede pedir más, una gran alegría y descanso mental enorme. 

Vaya sitio increíble y remoto para quedar con alguien


En el refugio de Viel Del Pan

Antes de empezar el camino de regreso nos tomamos allí un pequeño almuerzo y un riquísimo trozo de tarta Sacher que desapareció en segundos. La vuelta se hizo muy amena charlando tranquilamente. Y a pesar de que el camino de regreso era el mismo que habíamos recorrido a la ida, las vistas se disfrutan desde otra perspectiva y son igual de impresionantes.


Ya de vuelta y de charla
 
Foto familiar con el lago Fedaia de fondo


Llegando de nuevo a Passo Pordoi

De vuelta en Passo Pordoi comimos y bebimos un poco de agua fresquita y proseguimos nuestro periplo de hoy que aun nos quedaba muchísimo por hacer, desde este punto de nuevo en solitario hasta esta noche que nos encontraríamos con nuestras compañeras de viaje de nuevo.
De camino hacia Ortisei, nuestro siguiente destino, había un punto en Google Maps que se llamaba Sendero de las Marmotas, donde en teoría se podían ver marmotas en libertad. Como estaba de paso paramos a probar suerte. No la hubo, era medio día y hacía mucho calor y las marmotas estarían marmoteando echándose una sistecilla. Aun sin marmotas el sitio es muy chulo, montañas altas, paredes de escalada, una cascada y un riachuelito donde descansamos y los chicos se remojaron los pies un ratito.


Sendero de las marmotas

Mi nuevo compañero de paseo
 
Escalando
 
Remojando pies

Unas cuantas curvas después llegamos a Ortisei, un bonito pueblo de montaña, tranquilo, rodeado de montañas y bastante pijillo. Desde aquí se puede acceder a otra zona increíble de Dolomitas, solo hay que subirse a un larguiiiisimo telecabina que te sube a Alpe di Suisi, la pradera más alta de Europa. Primero había que aparcar que no fue fácil, todo de pago y muy caro, pero bueno, como no íbamos a estar mucho tiempo, pues a pagar y listo. Después dimos un paseo por el pueblo donde nos comimos unos heladitos y nos compramos unos bretzel en un sitio de productos típicos de la región.

Pisando nieve en Ortisei

Edificio en Ortisei con escultura de escaladores
 
Vista hacia el telecabina

Una vez en la estación del telecabina y con nuestros pases de ida y vuelta comprados, subimos al huevo y comenzó el viaje. En nada empezamos a ganar altura y el pueblo se hacia pequeñito rápidamente. A Álex le dio bastante canguelo, no sabía si llorar o reír el pobre. Después de un buen rato llegamos al final, nos bajamos y llegamos a otro lugar de nuevo impresionante. Como he dicho antes, Alpe de Suisi es la pradera alpina más alta de Europa y así es, campos verdes rodeados por altas montañas, unas panorámicas impresionantes y a una altitud media de 1850m. Es un lugar perfecto para venir con las bicis y recorrerlo de punta a punta. En toda la zona las carreteras están restringidas al tráfico y solo se permite circular en coche si eres residente o estás alojado en un hotel. Sin embargo, dejaremos ese plan para futuras visitas. En esta ocasión no disponíamos de mucho tiempo ni de energía suficiente para arrastrar a los pequeños a otra aventura, así que nos conformamos con disfrutar de las vistas durante un buen rato.

¡Ya montados!
 
Con curiosidad, miedito o terror
 
Subiendo rápido
 
Disfrutando de la subida
 
Alpe di Suisi, pradera alpina más alta de Europa
 
Sonrisas

Montañotes de fondo
 

Plano de Dolomitas que vendían en la tienda de recuerdos

Regresamos a Ortisei a por la furgoneta y ya sí que sí rumbo a nuestro próximo alojamiento en Santa Magdalena, donde compartiremos dos noches con Cris y Pilar. El alojamiento elegido para estos días era una granja-alojamiento rural. En esta zona de los Dolomitas, bueno en todas, hay muy poco alojamiento, y el precio es extratosférico, pero un día en una de mis búsquedas preparatorias, apareció este alojamiento que era bonito, barato y con una situación inmejorable. En el edificio principal había varias habitaciones y apartamentos y en el edificio de al lado, las vaquerizas y el gallinero, todo ello en un entorno espectacular y con un olorcillo a animales y a campo bastante curioso.
Aparcamos la furgo y buscamos a alguien que nos recibiera para poder acceder al apartamento, pero no vimos a nadie. De repente se abre una ventana de la planta baja del edificio principal y se asoma una señora bastante mayor recién salida de la ducha con una toalla puesta por el cuerpo y otra en la cabeza enrollada hablando como enfurecida en un lenguaje incomprensible. La primera toma de contacto no fue muy buena, no estábamos seguros si estaba enfadada o solo que hablaba en alemán, pero una vez salió ya arreglada y vio a Álex, se le pasaron los males. Nos dio las llaves de nuestro apartamento, subimos todas nuestras pertenencias y nos fuimos a ver a los animales y a disfrutar de las vistas y del atardecer.  

Esa casa de abajo a la derecha es nuestro apartamento
 
Bellísimas vistas. A esas montañas vamos mañana
 
Viendo las gallinas
 
Y las vacas

Por la noche ibamos a ir a comprar algo de cenar para llevarlo al apartamento, pero al coger la furgoneta... se nos encendió la luz de nivel bajo de aceite... Ya habíamos visto que el nivel estaba un bajito pero no nos esperábamos que bajara tanto... gran problemita que solventar para mañana... al final ni comprar cena ni nada, sobras que teníamos en la nevera y a dormir.

Para mañana tendríamos plan especial también. Una excursión más larga y exigente pero con muchos más invitados especiales!

Dolomitas día 5. Campitello de Fassa

La mañana empezó medio lluviosa, había muchas nubes bajas y un poco de niebla. El plan de hoy era hacer una excursión que empezaba en un puerto de montaña que estaba a una altitud considerable, entonces dudábamos si se iba a ver algo de vistas o si solo íbamos a ver nubes. Entonces lo que hicimos fue cambiar el plan y hacer lo que teníamos pensado para el día siguiente que era ir al pueblo de al lado para que los chicos hicieran un recorrido de aventura con tirolina y escalada, con la esperanza de que mejorara un poco el tiempo.

Entre unas cosas y otras salimos un poco tarde y cuando quisimos llegar, estaba ya allí todo Alemania, todo Italia y todo el extranjero. Desde este pueblo salen muchos teleféricos que te suben a zonas alta para hacer rutas o ver las vistas, así que está bastante lleno todo desde primera hora. Directamente visto la cola para entrar al parking de pago, se bajo el resto de la familia en un parque y yo fui a buscar aparcamiento. Después de más de una hora logré dejarlo en un sitio que por lo menos no había que pagar. Por fin me reuní con ellos que ya estaban un poco cansados de parque.


Campitello de Fassa


Jugando en el parque


Un parque público de calidad
 
Antes de empezar la aventura

Había salido un poco el sol y ya hacía mucho mejor así que empezamos la multiaventura. Pasamos por caja, les pusieron los cascos, los arneses y los mosquetones, les explicaron un poco cómo funcionaba todo y empezaron con un corto recorrido de prueba. Los dos lo hicieron muy bien, aunque había que tenerles vigilados, a veces se despistaban y se olvidaban de la seguridad. En total había 6 recorridos de dificultad creciente, así que el aprendizaje fue progresivo y ya al final estaban mucho más cómodos y disfrutando mucho.

Preparados
 

 Una facilita para empezar

Poco a poco
 
Cada vez más difícil

Álex mientras tanto...
 
Samu posando
 
Dani posando
 
 Ya como expertos en las alturas 
 
Danielín

Se lo pasaron superbien y se quedaron con ganas de más, pero ya se nos acabó el tiempo y sus padres y su hermano pequeño ya estaban un poco cansados de mirar para arriba. Justo al lado de donde estaba lo de multiaventura había un restaurante y allí comimos.
Cuando terminamos nos fuimos a dar un paseo por el pueblo en busca de una heladería para tomar un postrecito. Samu y Dani se pidieron un helado y Álex un bol de yogur con frutos del bosque. Después de coger fuerzas fuimos a hacer la compra. Decidimos comprar para cenar en el apartamento y también fruta y provisiones para la ruta que habíamos aplazado para mañana.
Para terminar la tarde aprovechamos que en el apartamento había cuarto de lavandería para poner una lavadora y una secadora y así tener ropa limpia ya para lo que faltaba de viaje. Y mientras se lavaba la ropa estuvimos jugando al futbolín y al ping-pong en la sala de juegos del apartamento.

Rotonda de entrada a Canazei, donde estábamos alojados

El día estuvo muy bien porque hicimos la multiaventura que estuvo muy bien y pudimos descansar de toda la paliza del viaje. Nos vino bastante bien la verdad para coger fuerzas. A partir de ahora menos coche y más andar.