Patagonia día 10. Torres del Paine 2

Para empezar el día voy a contar cómo fue la noche. Cuando nos fuimos a dormir a eso de las 22:00 coincidió, que nuestro compis de habitación, una pareja de franceses más discretos que nosotros si cabe, también se iban a dormir. Todo perfecto. Pero a eso de las 23:55 entro un hombre. En principio solo éramos cuatro en la habitación para esa noche, o sea que se coló. Bueno, pues nada más entrar ya lo oí venir y nunca mejor dicho. Botas puestas, no se podía en todo el refugio. Respiración de Darth Vader, como he dicho se oía venir. Dos minutos y a roncar como un ogro, infernal. Ha sido la noche más cara y que menos he dormido de mi vida, pero bueno algo hemos descansado.

Por suerte el día duro fue ayer, aunque hoy ha sido palicilla también, sobre todo de coche. Conducir por las carretera de grava suelta durante horas es agotador. He hecho un master en conducción lenta por estas carreteras que ya contare al que le interese en su momento, jeje. Bueno a lo que íbamos. Hemos desayunado un té, usando de vaso el bote de los noodles instantáneos de la cena de la noche anterior, o sea que aún tenía aromita, y unas galletas de chocolate y nos hemos puesto en marcha.

Primera parada, Mirador de los Cuernos. Tras una caminata de poco más de media hora se llega al final del camino donde se ve un lago de un color azul que no está en el Pantone, y los monstruos de Los Cuernos del Paine. Unas inmensas montañas formadas por diferentes materiales de ahí sus cambios de color. Este mirador es una pasada. Tanto que me he pulido la batería y aún me quedaba el otro sitio así que he tenido que tirar de móvil.

 

Color azul

Llegando al mirador

Mirador de los Cuernos

Desandando todo el camino se llega al Salto Grande, una cascada con un megacaudal que une el Lago Nordenskjol con el Lago Pehoé. Aunque hoy ha amanecido soleado, el viento del que todos hablan en esta zona ha aparecido, y vaya fuerza que tiene.

 

Salto grande

Fuerte viento

Más carretera parando en cada mirador que íbamos viendo. La verdad es que es una pena que no hayamos tenido más tiempo para hacer más rutas largas, pero al tener coche y haber podido parar donde queríamos a nuestro rollo, hemos podido ver muchas de las panorámicas de este lugar, aunque si volvemos a esta zona dedicaremos más tiempo a andar por dentro del macizo eso seguro.

 

Hostería Pehoé

Sobre el lago Pehoé

Otra desde más lejos

Y para terminar el día, así sin enrollarme mucho que estoy cansadísimo gracias a mi amigo el Epi Ronquiditos, hemos ido a un sitio muy especial, al mirador del Glaciar Grey. En uno de los extremos del parque, el opuesto a las torres, está el Lago Grey. Al fondo de este, está el Glaciar Grey puerta de entrada del Campo de Hielo Sur.

Una inmensa playa donde, arrastrados por el intenso viento que hace en la zona, llegan a la orilla gigantescos pedazos de hielo que se desprenden cada minuto del frente del glaciar. Cuando hemos llegado hemos alucinado. Unos bloques de hielo enormes, azules, brillantes nos esperaban en la orilla. Tras un paseo por la orilla del lago se llega al otro extremo donde por un camino se llega al mirador. Al fondo desde ahí, ya se ve todo el glaciar, aunque por desgracia un poco lejos. Manu agarró un trozo de hielo que había llegado hasta la orilla, y es el trozo de hielo más transparente que hemos visto nunca, y a saber cuántos años llevaba formado ese trocito que se iba deshaciendo poco a poco.

 

Puente colgante

Primera imagen de la playa

Los icebergs con forma de Cuernos del Paine

Hielo súper transparente

Pedazos de hielo con el glaciar de fondo

Foto tomada por un compañero de mirador

Manu y el glaciar muy de fondo

Orilla del lago

Hora punta en el Lago Grey

Última panorámica antes de salir del parque

Esto sí que es conducir

Y ya vuelta a mi hostel-pastelería favorito de Puerto Natales. Mañana a ver un glaciar, el famoso Perito Moreno, este de cerca, estamos nerviosos.