Como siempre, comenzamos con un buen desayuno, esta vez con bacon, por fin. Con la tripa llena y a tope de azúcar, nos ponemos en marcha.
Hoy nos hemos dividido: mientras los abuelos y las tías iban a ver una misa de góspel en Harlem, nosotros nos hemos ido a la zona del Madison Square Park.
Al salir del metro nos hemos desorientado y nos hemos encontrado con que estaban preparando un mercadillo callejero de comida internacional y una parte dedicada solo a comidas típicas de Japón.
Mercadillo entre rascacielos
Ya de nuevo en la ruta programada, llegamos al Madison Square Park, un parquecito muy chulo a los pies del famoso edificio Flatiron.
Justo en un lateral nos esperaba la tienda oficial de Harry Potter, una de las paradas imprescindibles del viaje. Nuestra misión era comprar una caja de grageas Bertie Bott’s de sabores extraños. Fotito en la entrada y para dentro. Toda la tienda estaba muy bien decorada al estilo Harry Potter; me la esperaba más grande. Una gárgola girando en el centro de las escaleras, una mesa para probar varitas, y muchos productos de cada casa.
Cuando bajamos a la planta inferior, llegamos justo a la zona de magia oscura y una voz te hablaba en plan ultratumba. A Dani le dio mucho miedo y nos tuvimos que subir rápido. A Álex le encantaron los peluches: cogía uno de la estantería, le daba un abrazo junto a un gritito y lo volvía a dejar en su sitio, y así con uno de cada tipo. Muy gracioso.
A la salida atravesamos de nuevo el parque para ir al MoMath, el museo de las matemáticas. Un museo en el que todo se puede tocar y experimentar. Muchos experimentos muy chulos y de diferentes tipos: de luz, mecánicos, puzzles, interactivos… Estaba bastante entretenido, pero no daba para mucho más de lo que estuvimos disfrutándolo.
Siguiente destino: Madison Square Garden, el estadio de los Knicks, para ver si estaba abierta la tienda oficial; cerrada. Como ya estábamos por allí, comimos en una franquicia de burritos mexicanos muy famosa en Nueva York. Estaban ricos, pero era para comer en la calle y, aunque nos agenciamos una mesa, hacía viento y frío.
Ahora habíamos programado nuestra primera subida a un rascacielos. El elegido ha sido el Empire State.
La primera parte de la visita es una exposición sobre la construcción del edificio. Es increíble que se pudiera construir esa mole de 380 metros de altura con los medios de 1930 y en poco más de un año. Luego, la visita se centra en el Empire en el cine, con King Kong como protagonista.
Nos ha atrapado King Kong!!!!
Después subes 80 pisos en un ascensor hasta un primer mirador cerrado, y luego otros 6 hasta el mirador terraza. Las vistas, increíbles. Desde aquí se ve realmente la extensión de Nueva York, y es brutal.
Nueva York sin hijos
Word Trade Center de fondo
Sur
Oeste
Norte
Y ya para terminar el día por Nueva York, una última visita rápida a Times Square para comprar más M&M’s y ver la tienda-fábrica de donuts de Krispy Kreme, y degustar uno de sus donuts glaseados, recientitos y aún calentitos. Una delicia.
Después de la horita de metro y tren hasta nuestro hotel, merendamos en un local mezcla de deportes y country que había junto a la parada de metro en Nueva Jersey, antes de irnos a descansar.