viernes, 6 de julio de 2012

MTB - Aldea del Fresno - Safari de Madrid

Aldea del FresnoMadrid (España)

Distancia recorrida: 17,54 km
Altitud min: 464 m, max: 691 m
Desnivel subiendo: 305 m
Grado de dificultad: Media
Tiempo: 3 horas
Índice IBP: 42BA
Track: Wikiloc


Hoy si que ha sido una ruta surrealista. Lo que iba a ser una ruta larguita, tranquila y bonita, se ha convertido en una cosa muy rara.

Lo primero de todo advertir a nuestros lectores habituales que ni se les ocurra seguir nuestro track. Como podéis ver en el mapa, la mitad de la ruta la pasamos dando vueltas intentando buscar cómo comenzar la ruta.

En nuestro horario tardío habitual, llegamos a Aldea del Fresno, bueno a una urbanización a las afueras. Aparcamos en una especie de bar un poco raro rodeado de casas bajas, huertos y gallineros. Ya allí tuvimos una sensación rara, como si estuviéramos en otro país. El principio de la ruta discurría por una urbanización muy rara que se di se dividía en parcelas y en cada parcela había una caravana y una casa prefabricada bajo un techo de chapa ondulada, un sitio muy raro. Seguimos hacia nuestro destino, cuando vemos una señal que pone safari.

Señal oculta de safari

Flipamos un poco pero seguimos para adelante. De repente nos damos cuenta que nos habíamos equivocado, así que volvemos al desvío y resulta que el camino estaba vallado, con puerta con cerrojo y el típico cartel de "finca particular prohibido el paso". Después de un debate sobre si saltar o no saltar, decidimos buscar otro camino. Un poco mas arriba había una residencia por la que pasaba el camino, allá que nos metimos, peeeero otra vaya con su puerta y su candado nos impedía el paso. A buscar otra vez. Solo nos quedaba avanzar un poco hasta la entrada del safari.
No podíamos hacer nada, solo nos quedaba retroceder hasta el principio y desde allí buscar otro camino.

Entrada del safari

Vimos una especie de parque y nos metimos para seguir uno de esos caminos, y de repente el camino acababa en una especie de charca con patos un poco maloliente, otro camino cortado media vuelta.

Charca maloliente

Seguimos intentándolo, cogemos este camino de aquí ahora vamos por este... Y de repente nos encontramos con otra entrada al safari, con las puertas abiertas de par en par sin nadie vigilando y una avestruz mirándonos desde dentro, alucinante...

Las puertas hacia la sabana madrileña

Decidimos coger un caminito que salía pegado a la valla del safari y ya de paso veíamos a los animales, ciervos en este caso. Por fin llegamos al sitio de partida y buscamos un camino nuevo. Encontramos una que iba entre dos vallas, una a la izquierda, la del safari y otra a la derecha de una finca particular. Así que durante todo este camino pudimos ver todo el safari. Una mezcla de animales de todos los continentes juntos, elefantes, cebras, cabras, llamas, dromedarios... En mi vida me hubiera imaginado estar montando en bici y ver leones o tigres, una experiencia... Rara.

Tigre a la sombra
Sabana madrileña
Elefantes
Cebras

Cuando terminamos este caminito ya eran las 12:30, el calor era asfixiante y solo llevábamos una mínima parte de la ruta. Teníamos que decidir que hacer, elegimos acortar la ruta y dejar la larga para otro día. Las cuestas empezaron a aparecer, una cuestas muy empinadas en las que era casi imposible mantener la bici recta, sufriendo mucho llegamos al primer collado. Ahora la cosa relajaba un poco. En este tramo pudimos ver grupos bastante numerosos de ciervos, ahora en libertad, mucho mas bonitos.
El camino que debíamos seguir nos deparaba una sorpresita, descendía a muerte hasta casi el núcleo de la tierra, sin exagerar..., para luego volver a subir. Intentamos buscar una alternativa, pero no la había, nos teníamos que enfrentar al infierno. La bajada yo la hice andando, Chus se tiró y logró llegar abajo vivo. Ahora quedaba subir... El primer tamo era el más empinado, creo que pude hacer 3 metros... A empujar la bici... El segundo tramo conseguí coger ritmo, y logré llegar arriba, eso si, nada mas llegar tiré sin cuidado la bici y me senté para recuperar el aliento. Para nosotros fue, un esfuerzo sobrehumano.

Lo que nos encontramos
Chus abajo, solo quedaba salir de ahí
Último repecho

Ya se acababa el sufrimiento, lo único que nos preocupaba es que a nuestra izquierda había una valla con espino que nos separaba de la carretera a la que debíamos llegar. No sabemos cuando ni como habíamos llegado dentro de esa zona, no había salida. Sintiéndolo mucho por su propietario, e intentando causar el menos daño posible, conseguimos abrir un hueco en la valla por el que salir. Lo cerramos de nuevo como si no hubiera pasado nada y llegamos a la carretera. 

Salida hacia la libertad

Por fin ya llegábamos, y por suerte habíamos aparcado en un bar. Las bicis al coche y a ponernos cerdos a cocacolas, queso y una buena tapa de judías.

Platazo de tocino y costillas con judias

Yo creo que alguna vez volveremos a terminar la ruta. Ha sido todo muy raro, pero que nos ha dejado unas buenas historietas que contar.

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