martes, 26 de agosto de 2025

Europa 2025 día 8. Walibi Belgium

Segundo día de parque de atracciones en este viaje. El elegido en esta ocasión ha sido Walibi Belgium, un parque de atracciones al sur de Bruselas, no muy grande, que justo celebra su quincuagésimo aniversario. Es sus inicios comenzó como una pequeña feria, pero en los últimos años ha instalado unas montañas rusas bastante buenas y ha tematizado las zonas con mucho gusto.

Nuestro hotel estaba a tan solo 10 minutos andando de la entrada principal del parque. Solo había que cruzar una carretera, atravesar todo el aparcamiento del parque y ya llegabas al cartel de bienvenida. Así que, después de desayunar rápido en la habitación, preparar los almuerzos, dejar que los niños jugaran un rato en la pantalla interactiva y sacar el carro de la furgoneta, salimos a descubrir este nuevo parque. La apertura era a las 10:00 de la mañana y, a menos diez, ya nos habíamos hecho una foto en la entrada, validado nuestras entradas, echado crema… y solo nos faltaba esperar a que abrieran la puerta de acceso a las atracciones.

Caminando hacia el parque
 
Foto en la entrada
 
Tarta del 50º cumpleaños
 
Esperando que abrieran

El plan estaba claro, como primeros objetivos teníamos dos montañas rusas de nivel medio. Son de las más demandadas, ya que gustan tanto a niños como a adolescentes y mayores.
La primera: Tiki-Waka. Es la que más colas suele tener. Son vagones para cuatro personas y el recorrido es divertido, suavecito pero con emoción. Como no había casi cola, hicimos la fila todos juntos. Primero se montaron Manuela con Dani, al bajar, Álex se fue con su madre, y después nos montamos Samu y yo. Un buen inicio de día. Dani se lo pasó muy bien, aunque estaba rozando su límite de intensidad.

Llegando a las primeras atracciones
 
Empezando Tiki-Waka 

Justo al lado está Mecalodón, inaugurada en abril de este mismo año. Es un recorrido bastante largo sobre el agua (pero no moja) en un tren con forma de tiburón y con varios puntos de lanzamiento electromagnético para coger velocidad. Va supersuave, rapidita y divertidísima. Me encantan las montañas rusas de lanzamiento, quizá más que las tradicionales de subida en cuesta… (o eso creía hasta ese momento). En esta se subieron primero Samu y Manuela, luego Álex y Dani se fueron con su madre y después Samu y yo. Me encantó. Es una montaña rusa familiar de 10, de esas que deberían estar en todos los parques de atracciones de España.

Maqueta mecalodón 
 
 
Esperando su turno

Seguidamente nos subimos a unas cuantas atracciones más, algunas para Álex, otras montañitas rusas más pequeñas y luego una de disparar. En esta última, te subías a un vagón, aunque en realidad no tenía raíles, era más como un vehículo autónomo que te llevaba por diferentes pantallas de cine, donde con unas pistolas tenías que destruir alocadas palomitas de maíz. Estuvo bien, pero la música estaba demasiado alta e iba todo como muy rápido, pero las pistolas funcionaban de maravilla.

Al salir, vimos una atracción de esas que piensas que nunca te montarías, de las que pagas por sufrir. En resumen, un cable tira del vagón por una cuesta bastante alta, luego te sueltan sin avisar, haces dos loopings, subes una cuesta arriba desde donde te vuelven a soltar sin avisar para repetir los loopings… pero ahora de espaldas. Pues ahí decidió montarse Samu, para desgracia de su padre. De verla y oírla imponía respeto, pero después de montarte, al final no era para tanto. Demasiado intensa, superruidosa, y para no repetirla.

Montaña rusa de la muerte 
 
Álex y Manuela pasándoselo pipa
 
¡Dani levantando los brazos!

Después nos esperaba Dani para montarnos en las sillas voladoras, por altura tenía que subir acompañado. Qué tortura de atracción, mi liquidillo de los oídos ya tiene más de 40 años y no maneja bien estas situaciones. A mí me gusta la sensación de volar, pero es una atracción que suele durar demasiado tiempo y aunque arriba no lo parece, te acaba revolviendo el estómago.

Sillas vomitivas, digo voladoras

Ya un poco mareado, me obliga Álex a subirme con él en unas minitacitas giratorias donde no me cabían ni las rodillas. Yo pensaba que Álex no iba a querer darle al volante para girar más rápido… pero me equivoqué. ¡Puff! Mi mareo iba en aumento.

Vueltas y vueltas y vueltas...

Seguimos hacia la zona del Far West. Allí se encontraba la atracción más alta del parque, con casi 90 metros de altura, la caída libre. ¡Y solo tenía 5 minutos de espera! Samu me forzó a subir y no pude resistirme. Te suben altísimo, súpermegaltísimo… y de repente suena un clic y para abajo. Me gusta bastante la caída libre, he de reconocerlo. La altura y el primer momento imponen, pero después es gozoso. Aunque mis tripas opinaban otra cosa.

 
¡Caída libre!

Dignamente me ofrecí a pasear un rato a Álex para ver si se dormía la siesta y, de paso, que con el airecito se me estabilizara el mareo. Funcionó, me recuperé, pero a cambio perdí el biberón de Álex. En algún momento se cayó del carro, y a pesar de volver sobre mis pasos, no lo encontré.
Mientras tanto, los chicos estuvieron en un parque con puente tibetano y pasarelas, se subieron al tren de la mina y a otra que daba muchas vueltas de un pulpo.

Por las alturas
 
Se busca

 
¡Qué te come el tiburón!

En el 4x4

Samu y yo aprovechamos la siesta de Alex y la hora de comer para ir a montarnos en Kondaa, la estrella del parque. Una montaña rusa tipo Shambhala de Port Aventura. Subida larguísima, bajadote brutal y, tras ella, un sinfín de colinas que te hacían volar durante unos segundos a toda velocidad. Divertidísima. No vas nunca boca abajo eso si, esta es solo ueee ueee ueee ueee. Samu la disfrutó un montón pero salió un poco mareado.

Se acerca el momento de ese bajadote
 
 
Puerta de acceso a Kondaa

Seguidamente deambulamos un poco por el parque hasta que Manuela se fue con Dani y Samu a la típica montaña rusa de agua de troncos. Lo que no sabían era que no era tan típica. Tiene tres bajadas: la primera te giran la barca y caes de espaldas, luego una más pequeña ya normal y finalmente una grande dividida en dos partes. Bastante intensita, pero salieron muy contentos y, para lo que parecía que iba a ser, no demasiado mojados.

 
Álex con mamá
 
  
Álex con papá

Remojada final

Y ya para terminar el día (este parque cierra prontísimo, a las 18:00) repetimos varias de las montañas rusas que más nos habían gustado. 
Manuela se subió a la montaña rusa grande con Samu y bien, aunque bajo con un poco de dolor en el cuello del miedito que paso jajaja.
A las 17:55 nos subimos a la última atracción. Cuando ya estábamos en la cola la cerraron, así que cuando nosotros termináramos de hacerla, el parque cerraba por hoy. 
Cuando caminábamos ya hacia la salida… vimos el biberón de Álex!! Alguien lo había encontrado y dejado en una columna de un puente, yuju!!
Aún quedaban algunas de las tiendas abiertas, pero por suerte, conseguimos evitar que nuestros hijos compraran alguna chorradita de las que acaban olvidadas al fondo de un cajón.

Últimas atracciones

Viendo los pececitos en Kondaa mientras Manuela se recuperaba

Un parque muy divertido, con montañas rusas de nivel. Lástima el horario, que no nos dejó montarnos en todo. Pasamos bastante calor, el sol quemaba muchísimo y debe de ser habitual, porque por todo el parque había dispensadores gratuitos de crema solar, un detallazo.

Y fin del día. De cena unas pizzas en el hotel, leer el blog a los mayores para irse a dormir y a descansar todos, que mañana seguimos con otro destino. No sabemos aún cuál será, pero algo haremos, eso seguro.

3 comentarios:

Ana dijo...


Vaya... ya no solo se marea Chus en las sillas voladoras ejem..

Nacho Basanta dijo...

A ver, yo me mareé, pero sin numerito posterior... 😂

Chus dijo...

Y eso que forzaste con las tacitas! Q tortura..