sábado, 23 de agosto de 2025

Europa 2025 día 5. Gante

Ya el quinto día de viaje y seguimos con turismo de ciudad. Hoy toca Gante, pero antes había que desayunar. Creo que es lo que más disfruto del día jejeje.

Tenemos el desayuno incluido aquí también, y ayer, cuando llegamos, preguntamos el horario: nos dijeron que era de 6:00 a 8:30. Pero vamos a ver, ¿qué es este horario? ¡Si los que se tienen que levantar a cuidar la granja son ellos! ¡Nosotros estamos de vacaciones! Después de vernos la cara de asombro, la chica de recepción dijo que se podía alargar hasta las 9:00. Así que a las 8:00 todos arriba para desayunar y a y media ya estábamos atacando el bufet.
La verdad, todo estaba buenísimo: ocho tipos de embutidos, salmón ahumado (para mí, top en desayunos de hotel), sandía y más frutas, yogures, salsitas tipo Nutella, cruasanes, napolitanas, panes riquísimos y unos pastelitos tipo petisú que mis hijos arrasaron. Como era ya casi al final del horario no los contuve, pero a eso de las 8:50 empezó a llegar gente rezagada y la cafetería se llenó. Por suerte nosotros ya estábamos listos para reposar un poco y ver los animales. 

Devorando pastelitos
 
 
Casa de muñecas en el hotel

Cuando terminamos de preparar un poco de fruta para llevarnos y picar entre horas, nos subimos a la furgo rumbo a Gante. Para aparcar elegimos un parking céntrico con buenas reseñas, donde incluso comentaban que habían metido una furgoneta sin problema. Eso sí, estaba dentro de la zona de bajas emisiones. Para los vehículos extranjeros hay que solicitar un permiso; si tu coche cumple con sus límites de contaminación, te autorizan. Nosotros en principio lo teníamos concedido, pero siempre queda la duda de si lo habré hecho todo bien. La verdad es que estaba de lujo: bastante amplio, entrada con lectura de matrícula sin ticket y unos baños gratuitos y limpios.

Salimos, cruzamos un canal y ya estábamos en el centro de Gante. Manuela se bajó una aplicación oficial de la ciudad para niños que te guía con pruebas y retos de orientación por los principales puntos turísticos. La verdad es que fenomenal: la hicimos entera, nos guió de maravilla y los niños se entretuvieron un montón. Al final, en la oficina de turismo les dieron un pequeño recuerdo a cada uno. Eso sí, el límite era a las 17:00, que cerraban, y llegamos a menos cinco… por los pelos. Y encima con drama incluido: a tres pruebas del final, a Manu se le acabó la batería del móvil. Tocó entrar en un Hema a comprar una batería externa para evitar crisis mayor en plena calle.
Toda la mañana estuvimos de aquí para allá siguiendo pistas y disfrutando de Gante. Es bastante impresionante: todos los monumentos están muy juntos en un espacio reducido, con panorámicas preciosas desde los canales y los puentes.

Llegando al centro de Gante

Carnicería
 
Korenmarkt

Viendo los patos

Arriesgando en el borde

Castillo y bicis

Canales

Desde la otra orilla

Puente de San Miguel sobre el río Lys

A la hora de comer le dimos otra oportunidad a las patatas fritas, esta vez en el sitio más famoso de Gante: Frites Atelier. Muchísimo mejores que las de ayer, sí, pero… siguen siendo patatas fritas. Me cansa un poco tanta salsa. Las acompañamos con unas pitas rellenas de pollo y verduras bastante ricas, sentados en las escaleras de la Groentenmarkt.

Patatas fritas de Frites Atelier

Álex malcomiendo

Después de comer seguimos con las pruebecillas y a la que paseábamos Samu y Dani entraban en algunas cervecerías a pedir chapas. Están consiguiendo muchas, en un sitio les dieron un vaso enorme lleno y, para rematar, les hablaron en español, que fue lo que más les impresionó.

 
Ordenando chapas
 
Callejón del grafiti
 
Posando con el pulpo
 
Álex y el cañón
 
Con las gafas que había perdido el dragón del juego por Gante
 
De fondo el castillo de Gante

Y para cerrar el día en Gante, hicimos la típica ruta en barca por los canales del centro. Unos 40 minutos de recorrido que no estuvo mal, aunque con la aplicación ya habíamos visto casi todo. Eso sí, desde el agua también tiene su encanto. Los niños estaban tan intensos que creo que dimos un poquito el viajecito al resto de turistas… Por cierto, en Gante 4 de cada 5 turistas son españoles. ¡Debe de estar Madrid vacía! Ah que se me olvidaba, también compramos a última hora unos cuberdones o narices de Gante, una especie de gominolas, en teoría de fruta natural, que probaremos mañana y daremos veredicto.

Ya en la barca
 
Cuidado el puente, agáchate
 
 
Castillo de los Condes
 
 
Comprando las narices de Gante

La vuelta fue un poco dura: atasco en la carretera y tardamos casi el doble de lo previsto. Llegamos todos agotados, necesitábamos el aire fresco de nuestra granjita. Cenamos en el restaurante del hotel: todo bien, aunque un poco caro. Eso sí, mi wok picante de pollo estaba delicioso.

¡Mañana vamos a Bruselas!

 

 

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