Hoy, según el plan de viaje original, no tocaba ir a Legoland, la idea era ir el lunes, pero la previsión meteorológica decía que ese día iba a llover bastante, por lo que decidimos adelantarlo. Ya teníamos compradas las entradas, pero no nos pusieron problemas para cambiarlas por suerte.
Nuestra casita estaba a solo 15 minutos de Legoland. Con la calma, a eso de las 11 llegamos a la puerta de entrada, donde escaneamos los códigos de las entradas digitales y accedimos directamente.
Hay varios parques de atracciones Lego por el mundo, el año pasado estuvimos en el de Alemania y la verdad es que por lo menos estos dos que hemos visitado son casi iguales. Tienen los dos un toque casposillo europeo, y más o menos las mismas atracciones y temáticas, pero la verdad que para la edad de nuestros hijos mayores está fenomenal.
Comenzamos por supuesto como no podía ser de otra forma con Ninjago. Aquí hay una atracción que Samu necesitaba repetir, una de las que más le gustó cuando fuimos al de Alemania. Consiste en que te subes en un vehículo con unas gafas 3d y tienes que lanzar virtualmente unas fichas de Lego para matar a los malos de Ninjago. Nos subimos Samu, Dani y yo la primera vez. Cuando íbamos por la mitad de la partida miro las puntuaciones y: Dani 0 puntos, Samu 0 puntos y yo 0 puntos… Mmm algo iba mal. Por mucho que intentaras lanzar las piezas de lego, nada pasaba, un desastre. Algún punto hicimos no sé ni como, pero bueno, a estos les da igual, ponles una pantalla gigante con Ninjago y el volumen muy alto y lo gozan.
Luego, mientras Samu y Manu se montaban en otra atracción de Ninjago de unos rayos láser que Dani no se atrevió a hacer, y mientras Álex seguía siesteando, Dani escalaba un poco en una pared de rocódromo. Como aliciente, entre las presas de escalada, había unos botones que pulsabas y sonaban cosas de ninjas como gritos, ruidos de armas, golpes… Y allí donde haya un botón que pulsar, ahí estará nuestro Dani, no puede evitarlo… Un buen rato pasamos apretando botones, hasta que me cansé y nos fuimos a un parque de lego duplo.
Cuando ya por fin nos reunimos todos de nuevo, se montaron los tres en una mini noria. Samu decía que no quería que era de pequeños, pero al final accedió y la disfrutó. La edad del pavo va llegando poco a poco a nuestras vidas...
Luego salió el sol y justo teníamos al lado una montaña rusa de agua y nos subimos Samu y yo. Un recorrido en un río sobre una canoa viendo animales a tamaño natural hechos con Lego y luego una bajadita suave al final, poco intensa. Luego se subieron Dani y Manuela. Nos sorprendió porque Dani es un poco cagueta, pero le gustó también.
Ahora toca ir a hacerse una foto con Kai de Ninjago!!
Ya llegó la hora de comer, nos habíamos llevado unos sándwiches para no gastar mucho. No he comentado aún nada sobre los precios de Dinamarca, pero como una rápida reflexión: es mejor que su moneda sea la corona danesa que el euro, para poder pagar y no enterarte cuanto pagas. Madre mía, qué caro es todo, alucinante. La compra del primer día con cosas básicas de comida que cabía en dos bolsas de plástico fueron 100€.
Mientras comíamos, se subieron a una mini lanzadera los dos, a un safari africano Dani y yo, y para terminar, Samu al gusano loco.
Luego vimos un espectáculo teatral mezclado con saltos de trampolín al agua, estaba bien. Y al terminar nos dimos cuenta de que no estaba mi mochila, ups. En las tazas giratorias la dejé apoyada al lado del carro y desde entonces no la habíamos visto. Fui al punto de información en la entrada, en la ooootra punta del parque, mientras estos seguían haciendo alguna atracción. Por suerte, aunque no la tenían allí, me dijeron que la tenían en una atracción de al lado de donde la perdí, vueeelta otra vez para allá. Yo hasta que no la vi no confiaba mucho en que fuera la mía, pero sí, que era sí, menos mal. No tenía nada importante, pero solo con lo que vale la mochila y el forro que iba dentro… vaya gracia hubiera sido.
Justo ese día estrenaban un espectáculo con caballos tipo lucha de caballeros, poco de Lego, pero ahí que fuimos. Bueno, como hay caballos, lanzas, arcos y demás, pues estuvo animado, y a la sombra que creo que fue lo mejor de todo.
Una cuantas atracciones más, una muy chula de realidad virtual. Visita a un mini acuario y a la tienda Lego a comprar algún caprichín para los niños antes de que cerrara el parque.
Nos ha hecho un tiempazo increíble, ha amanecido nublado, pero luego perfecto y de temperatura muy bien también. Sobre todo viendo de la que nos estábamos librando de haber estado en Madrid. Tan bueno ha hecho que los visitantes al parque del norte de Europa se han llevado un buen quemazón de piel a sus casas. Están locos, les da igual, todo el rato al sol sin inmutarse. Cómo se nota que en pocos meses ya no lo vuelven a disfrutar jiji.
Creo que será una de nuestras últimas visitas a Legoland, ya toca subir de nivel de parque y de atracciones, pero nos lo hemos pasado muy bien. Dani se ha subido a sus primeras montañas rusas y va perdiendo el miedo, aunque aún sigue dándose la vuelta en muchas colas antes de llegar al final.