lunes, 29 de octubre de 2018

Japón día 4. Kyoto 3

Otra noche más, no muy buena tampoco, pero bueno. Se sufre en silencio como siempre, y a empezar el día.


Nuestra primera visita para hoy era el santuario sintoísta Fushimi Inari-Taisha. Un lugar imprescindible que visitar en Kyoto. Después de coger el metro hasta la estación central y un par de paradas más de tren, llegamos a la base de las montañas donde está ubicado el santuario. Primera misión, encontrar unas taquillas para dejar el carrito. La caseta de información estaba cerrada, solo había un cartel en medio ingles que decía que había en el hotel. Había dos edificios que podían ser hoteles, pues como no, era el segundo al que fuimos. Un sitio casposillo pero que tenía libre una taquilla de tamaño grande donde entraba el carro de Samu justito, menos mal. Empezamos a subir y había bastante gente pero bien, a veces incluso si tenías paciencia podías hacer fotos sin gente. El sitio impresionante la verdad. Nada más cruzar la enorme puerta de entrada, empieza el santuario y seguido, un camino que sube hasta lo alto de la montaña todo el rato atravesando puertas torii naranjas, muchas, muchísimas, y eso que solo subimos hasta la mitad del recorrido. Entre subir escaleras con Samu de la mano, llevarle en brazos y acarrearle en la mochila, suficiente, un palizón. 


Entrando en el templo


Tocando la campana


Primeros toriis 


Más toriis


Cu cu tras


Últimos toriis de salida


Tras bajar, recuperar nuestro carrito y posar a Samu para que siguiera con su siesta de antes de comer, cogimos el metro para ir al barrio de Gion, el barrio de las geishas, a ver otro templo y a comer en esa zona. Hoy tocaba comer udón, un fideo de harina de trigo muy gordo y largo con un caldo de sabor peculiar. Primero echas al caldo unas verduritas y unas semillas de sésamo al gusto, y después, ya puedes echar el primer udón. Lo remojas bien y  lo sorbes, si es con ruido, como las abuelas japonesas que teníamos al lado, mejor. El sitio estaba muy bien, muy simpáticos y atentos, y con cubiertitos y cuenquito para Samu. Eso si, había cuatro platos para elegir y todos eran udón, pero eso era lo que queríamos probar.


Paseando por El barrio de Gion


Más Gion


Samu comiendo udón


Sin poder terminarnos el pedazo de cuencazo que nos pusieron, seguimos nuestro paseo sin saber muy bien por donde ir. Nos metimos por unas calles pequeñitas en cuesta con unas tiendas de artesanía, y otras, de comidas y dulces, muy bonito y cuidado. La verdad es que no había demasiada gente, y eso que íbamos hacia unos de los templos mas visitados de Kyoto, el Kiyomizu-dera y de paso al Zenkōjidō. Pero había un motivo de la falta de multitud, no habíamos llegado a la calle principal, esa si que estaba a tope, llena de grupos de turistas con banderita y de niños en uniforme, pero eso si, igual de bonita y con el mismo tipo de tiendas que la otra. A la mamá de Samu se le ocurrió la genial idea de comprarle a su hijo un artilugio del horror que al agitarlo hace ruido. Pues nada así hemos ido durante las dos horas siguientes, dandole sin parar a la maraca esa. Por suerte la gente se giraba y se reía, salvo el padre de la criarura que armaba el escándalo, que no podía aguantarlo.


La calle chula de las tiendas


La calle llena de gente


Samu con la guía de Japón y el instrumento musical del diablo


Subimos hasta los templos pero sin entrar. El edificio principal del Kiyomizu-dera está en obras y con un andamio y parece que no puedes acceder a la terraza, que era lo mejor, así que una vueltecita, unas fotitos y nos bajamos para volver al hotel a descansar un poco.


Templo


Pagoda


Templo con andamio


Panorámica de Kyoto 


Antes de ir al hotel hicimos una parada en un area de juego que había al lado del hotel. Samu se lo ha pasado muy bien, necesitaba un ratito de tobogán y de juegos. En esta ciudad no hay parques para niños o no nos hemos topado con ninguno por lo menos.


Samu jugando con miles de bolas de madera


Toboganeando


Practicando adherencia 


Por la noche íbamos a ir a cenar con un primo de Manu y su mujer que justo estaban de viaje de novios por aquí, peeero Samuelín se nos ha puesto malito. Llevaba todo el día con mocos y tos, y después del baño, le ha empezado a subir la fiebre bastante... pobriño. Así que anulamos todo y nos quedamos tapaditos con el edredón y bien de paracetamol. A ver si mejora rápido, que suele ser lo habitual, y volvemos a la normalidad. Mañana íbamos a Nara, pero si se levanta con fiebre, iremos a Osaka directamente al hotel y a la camita. No me he extendido mucho en el post de hoy, no había ánimos...


Mañana os contamos novedades.



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