domingo, 28 de octubre de 2018

Japón día 3. Kyoto 2

Hoy hemos dormido un poco peor, pero hemos estirado un poco la hora de despertar y listo.

De nuevo día de templos, Kyoto es así y a eso se viene y por ahora no nos hemos cansado aún. Si que es verdad que me esperaba otra cosa, pensaba que los templos estarían en parques más grandes y donde poder sentarte un poco, disfrutar del paisaje y de la calma del lugar. Pero nos hemos dado cuenta que al final es un complejo donde pagas una entrada, haces un recorrido circular, esperas turno para hacer fotos y te vas. Es un poco raro, pero bueno, es la primera vez que hacíamos este tipo de turismo de templos, igual siempre es así. 
Lo primero que hemos hecho ha sido coger un autobús al lado del hotel durante 30 minutos para ir a Arashiyama, al oeste y en las afueras de Kyoto, un poco mas cerca de las montañas. Cuando nos hemos bajado del autobús, la cantidad de gente que había nos ha confirmado que era domingo. No me quiero imaginar esto en temporada alta y con calor y humedad, tiene que ser la muerte. Estamos teniendo mucha suerte con el tiempo, hace una temperatura muy agradable y hace sol, eso si, en cuanto se va hace fresquete. Por la noche ni idea, no hemos salido jiji. Pues eso mucha gente por todos lados, pero como nosotros somos parte de ello, pues tranquilamente y sin agobios. Lo primero visitar el templo. Estaba la opción de solo jardines o jardines y templo, hemos elegido la segunda opción, y la verdad es que al templo... tampoco nos hubiéramos perdido nada, porque vas todo el rato al lado del camino de los jardines, lo único las salas de tatami que eran curiosas.

Entrada al templo

Desde el templo a los jardines

Pasillo exterior del templo

Tatamis

Por supuesto templo visitado y Samu, templo sobado. Luego hemos salido a los jardines y hemos seguido la ruta marcada hacia la salida norte. Nos hemos parado en un banco a tomar agua y hacer unas fotitos en una zona sin gente. Samu por supuesto ya despierto que ya no había más tatamis ni esculturas que ver. 

Foto familiar en la charca de los jardines

Otoño

Samu jugando con la gravilla

Justo saliendo por la salida norte se accede al bosque de bambú, un recorrido no muy largo por un camino entre bambús. Un sitio muy bonito y atípico que, a pesar de la gente, nos ha gustado mucho. Estar solo aquí tiene que ser mágico. La verdad es que las fotos no muestran nada comparado con lo que es, lástima que sea tan cortito el paseo.

Por el bosque de bambú 

Bambú 

Samuel con su padre

Samuel y su madre

Madre y padre

Una vez fuera del bosque nos vamos a comer directos. Hoy sushi! Pero antes de camino nos compramos una batata frita porque Samu estaba canino. Bajaaamos toda la calle principal, eligiendo ya los helado que nos vamos a tomar al subirla de nuevo, hasta el restaurante Sushi Naritaya esperamos un ratito en la puerta, tontamente, porque había sitio pero no habíamos preguntado, pero al poco nos sentamos. Hemos pedido lo que se ve en la foto, todo buenisisisimo, la definición de este sushi, mucha chicha y poco arroz, riquísimos. De beber te y agua, en todos los sitios te lo ponen gratis. A samu lo que más le ha gustado, el aguacate pinchado con palillo mondadientes, edamames pinchados con palillos mondadientes y la sopa de cebolla, que se la ha tomado enterita, con cucharita de madera, que paciencia tiene su madre... menos mal que la hemos dejado venir jiji. 

La comida de hoy

Mini puerta tori

De postre un helado de té matcha y otro de flor de cerezo, estaban ricos. A Samu le han puesto a mil, el resto de la tarde ha estado imparable hasta el baño nocturno. Por cierto no hay foto, llegábamos tarde a coger el tren hacia el siguiente templo. 
Con Samu casi a la altura de Daniel el travieso hemos ido al templo (voy a mirar en google como se llama jeje) Riyoan-ji. Un templo pequeñín con un estanque con nenúfares y un jardín zen muy chulo. En el jardín la gente estaba sentada meditando mientras contemplaba la gravilla y las rocas mientras, Samuti les recordaba que es español y que el habla alto, aun que no se pueda, si le da la gana. 

Jardín zen

Charca

Oootra vez a coger otro autobus. Justo cuando salimos está llegando y nos toca dar una carrerilla. Eran pocas paradas pero estaba a tope de gente y de calefacción, calorro máximo. Rápidamente llegamos al famoso Pabellón Dorado de Kyoto. Pagamos nuestra entrada y empezamos a seguir la ruta guiada. Había manada y manadas de personas. La gente acampaba en los puntos buenos de foto para hacerse miles de fotos con diferentes poses, un horror, bueno igual exagero un poco pero habia mucha gente. Y lo que nos flipa y aun no entendemos es porque siempre hay miles de grupos de niños/as en uniforme de colegio, ¿tienen cole los findes? Es muy raro.
Eso si el templo y el entorno muy bonito y con el sol cayendo que se reflejaba en el templo, mejor aún.

Templo dorado

Templo dorado junto a Samu y Manu

Desde otra perspectiva

Y ya son las 17:00, se cierran la mayoría de los templos... pues directos al súper y al hotel a preparar cena, baño y a amansar a la fiera de Samu que no sabemos que tiene la habitación esta pero le da unas ganas de juerga increíbles.
 
Mi reflexión antes de dormir es, si viajas con tu hijo pequeño, no escribas un blog de viajes y descansa mientras el duerme :-).

1 comentario:

Ana dijo...

Menos mal que ibais a tomároslo con calma!! Si no paráis!!
Kioto es sinónimo de templos, pero a mi me pareció una ciudad genial
Gracias a que no descansas y estás escribiendo estoy reviviendo nuestro Japoneando 2015 y vaya morriña!!
Que sigáis bien y a ver si veis una Geisha!