Salvo por un desvelo de dos horas y media a las 12 de la noche, hemos dormido bien y hemos descansado bastante. Yo creo que ya hemos pasado el jet lag, a ver como va la próxima noche.
Hoy la previsión era de lluvia por la mañana pronto, e íbamos a ir a la estación de Kyoto y esa zona para esperar a que parase y luego ir a visitar un par de templos. Al final nos hemos levantado tarde y hasta las 11 no hemos salido, así que ya no llovía claro. Entonces hemos cambiado un pelín el plan y hemos ido a visitar el primer templo.
El templo budista de Sanjūsangen-dō, tiene un edificio principal que mide 120 metros de largo y es el edificio de madera más largo de Japón. En el interior tiene 1001 estatuas de Kannon de madera cubiertas de oro y bastante grandes, como de tamaño persona, impresionante. Pero por desgracia, las estatuas os las perdéis porque no se podía hacer fotos y yo como buen japonés, lo respeto, venís a verlo y listo. Samu se ha echado una siestita mañanera mientras estábamos dentro del templo así que también se ha perdido las estatuas, volverá cuando sea mayor seguro, le podéis acompañar.
Zona para lavarse y purificarse
Edificio de madera más largo de Japón
Detalle templo
Paseíto por las calles de Kyoto
Desde este punto hemos dado un paseo hasta la estación de Kyoto. Un edificio moderno y de diseño futurista que alberga además de la estación, un gran centro comercial. De camino hemos comprado una bola de plástico de esas que metes una moneda en una máquina, giras y sale. Aquí es muy popular y hay cosas inimaginables, seguro que compramos más jiji. Luego hemos ido a comer a un sitio de fritanguilla a lo japonés. Hemos pedido filete de cerdo, una patata, unos rollos de verduras y un langostino, todo ello frito y con un rebozado etéreo y poco aceitoso, acompañado por ensalada de col, sopa de miso y arroz. Estaba rico, sobre todo el cerdo y la salsa especial. Te traían una especie de mortero con unas semillas de sésamo que tenías que moler para luego mezclarlo con la rica salsa y ahí mojar la fritanguilla. Mola que a Samu siempre, por ahora, le ponen platos y cubiertos de niño para comer de lo nuestro.
Sacando la bola
Muñequito, de tacto mano loca, de gamba en tempura
Torre de Kyoto desde la estación
Samu y Manu bajando escaleras
Fritanguilla
Primera compra para Samuti en el centro comercial, un cubo y una pala para la playa. No ha podido esperar y lo ha estrenado en el siguiente destino que ha sido el templo busista To-ji. Este tiene la estructura de madera más alta de Japón, una pagoda. Un parque muy bonito y cuidado, es impresionante lo que hacen con los arboles, y como está todo en su sitio. La pagoda es realmente alta y perfecta. También en este sitio te sientes como tranquilo, en paz, solo se oye a Samu gritar con la cara metida en el cubo, que ha descubierto que le gusta mucho como suena... por suerte el cubo retiene un poco el gritillo.
Rápidamente nos fuimos de allí corriendo, que se nos hacía tarde y de noche, a otro templo justo al lado de la torre de Kyoto. Templo budista Higashi Hongan-ji. Llegamos por los pelos antes de que cerrara, pero aún con luz suficiente para verlo bien. Una puerta de acceso enorme para entrar en un patio con varios edificios enormes también. Es difícil hacer fotos a edificios tan oscuros para que se vean los muchísimos detalles que tienen y el resto de la foto no esté abrasada. De nuevo, una siestita de Samu para perderse el templo, creemos que lo hace aposta jeje. Al salir le tenemos que despertar porque había unos patos y una garza y sabemos que esas cosas el no se las quiere perder, a parte era tarde y no debía dormir más según el criterio de sus padres.
Última atracción, subir a la torre de Kyoto. Se accede por un centro comercial se coge un ascensorín hasta los 100m de altura de torre, sin contar la altura del centro comercial y se llega al mirador. El mirador es el disco de arriba y es enano, cuando te quieres dar cuenta y te has abierto camino entre la gente, ya has dado la vuelta. Una pena que el último templo que vimos no estuviera iluminado por la noche para verlo bien desde arriba. Por lo demás, nada que añadir, mejor ir de día para ver las montañas y ver bien toda la ciudad, aunque recomienden ir tarde.
Ya para terminar, coger el metro, comprita en el super y hacer la cena en la cocina del hotel. A Samu le ha costado dormirse, se resistía, solo quiere jugar en el futón, pero le hemos dado una dosis de mochilita porteabebés y ha caído.
Mi reflexión antes de dormir es que creo que voy a cambiar el titulo del blog a planeta samurgido, nos ha robado todo el protagonismo este niño nuestro. Los padres estamos bien, gracias :-)
Hasta mañana!
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