Ya estamos aquí bastante asentados, después de ya casi dos semanas, la rutina vuelve a nuestras vidas, algo que ya se empezaba a echar un poco de menos.
Estos fines de semana pasados los hemos dedicado a conocer un poco el centro de Múnich, los sitios más emblemáticos, sus mercados, sus tiendecitas de cosas curiosas...
La primera conclusión, que ya estaba clara desde un principio, es que Munich es una ciudad para tener bicicleta. Ha sido todo un acierto traerlas hasta aquí la verdad. Manu va al trabajo en bici y yo a la compra y a los recados, hay sitios para dejarlas candadas en cada puerta de cada local. También hay que decir que la primavera ha llegado fuerte a esta zona y estamos teniendo mucha suerte con el tiempo.
Al lado de casa tenemos el río Isar que nace en los Alpes Austriacos y desemboca en el Danubio pasando por Munich, casi 300 km. Todo el río esta rodeado por un bosque de árboles y tiene un camino a cada lado de la rivera que sigue su curso de principio a fin. Así que para llegar a Munich desde nuestra casa sólo hace falta montarse en la bici y pedalear por este camino unos 16 km, y en unos 50 minutos te pones en el centro.
Sobre el kilómetro 8 desde casa, empieza el Englischer Garten. Es un parque enorme y súper bonito y cuidado, dicen que es más grande que Central Park de Nueva York. Está todo lleno de árboles enormes, praderas gigantes de césped y Biergartens para tomar una cervecita de litro y un codillo asado para coger fuerzas... Es una pasada, la gente sale a correr, a tomar el sol, a pasear, a patinar... Es como un retiro pero a lo bestia.
Nosotros decidimos parar a comer en el Chinesischer Turm, un Biergarten ya casi al final del parque, con capacidad para 7000 personas, y nos costó encontrar sitio. Tiene una pagoda de madera de 25 metros desde donde cada cierto tiempo una banda ameniza el momento con una canción bávara.
En el Englisher Garten
Chinesischer Turm
Nuestras bicis
De aperitivo nos pedimos una cerveza de medio litro, una cocacola y el primer Brezel!! Me encantan los brezel, con sus trocitos de sal, su cortecita crujiente... mmmm... Además este era tamaño XXL y recién hecho, una delicia. Después ya compramos algo de comer mas contundente, medio pollo asado, unas patatas fritas una ensalada, todo bastante rico.
Primer brezel
Comiendo al solecito
Al terminar cogimos las bicis, unas más perjudicadas que otros, jiji, y nos fuimos a dar una vuelta por el centro. Todo muy chulo, y aunque había mucha gente, se estaba bien, te podías mover sin problemas con la bici y eso si, casi ningún coche.
Desde el mirador del Englisher Garten
Marienplatz, plaza central de Múnich
Odeonsplatz
Frauenkirche, catedral de Munich
Frauenplatz
Lo peor de todo es tener que volver a casa, aunque la vuelta es igual de agradable, ya llevas el cansancio de todo el día, lo bueno es que es bajada, casi nada, pero bajada. Al final haces 40 kilómetros en bici, una buena rutilla y la verdad es que aunque es cansado, es una gozada poder hacerlo.
Para terminar, contaros que ya he inaugurado la casa, como buen madrileño, con un primer cocido, con ingredientes mezcla alemanes y españoles. Un cocinillas como yo no hace suya una casa hasta que no prepara un buen cocido madrileño :-). No se si será la distancia a casa, pero quedó riquísimo. Yo creo que es el mismo caso que cuando te comes una mandarina en la montaña y siempre está buenísima... Así que, pronto llegarán las primeras croquetas, que ya si cambiarán el aroma a curry de los anteriores inquilinos (nepalíes) por nuestro aroma saladito del jamón serrano.
1 comentario:
ME encanta estar informada de todo, gracias piña ,haber si sigue asi el tiempo .
Comer bien porque tanta bici os vais a quedar en los huesos.
besos
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