Es raro decir que vuelves a casa cuando estás viviendo fuera de tu país, porque realmente, te estás alejando de donde está tu familia, tus amigos y tu antigua vida. Por suerte estamos bastante contentos en nuestra nueva localización y podemos decir sin duda, que volvemos a casa. La vuelta, a pesar del madrugón, ha ido bien. Dormimos y desayunamos un poco en el avión, que venía a tope, y después de ver el amanecer sobre los Alpes nevados, aterrizamos sin mayor problema.
Limpiando el avión antes de despegar
Los Alpes
Las maletas salieron bastante rápido y nos fuimos a por el coche. Cuando llegamos sólo quedaba un Mini, pero eso no era lo peor, encima era descapotable... Vamos que si ya es pequeño uno normal pues imagínate este... Los esquís entraron de milagro y la maleta la tubimos que meter por la puerta de delante, un infierno, pero por suerte entró todo y pudimos ir a casa. Por aquí ninguna novedad, salvo que hay nieve por todos lados, pero las calles y las carreteras están limpias.
Después de estas intensas Navidades ya necesitábamos volver a nuestra rutina y sobre todo a nuestra dieta jeje. Este año no me he pasado demasiado de comer, pero algún kilito extra si que nos hemos traido, y no precisamente en el equipaje. Pero lo realmente malo ha sido que he estado muy vaguete y no he hecho mucho ejercicio, más bien nada de nada. Hoy he salido a correr por primera vez en el año y ha sido duro pero si quiero llegar a terminar un triatlon de forma digna este año, me tengo que poner las pilas. Eso si, tengo que cambiar mi ruta habitual a no ser que quiera practicar esqui de fondo...
Primer entrenamiento del año, ya era hora...